martes, 25 de noviembre de 2014

Noche envuelta

Sobre un antiguo puente de piedra
titubea la frágil presencia
de una sombra, de noche envuelta.
Vuelve la quietud, casi por despecho
mientras los pinos mecen, a tientas,
un sosegado baile de silencio.

Un horizonte teñido en penumbra
relega sus cirios a la luna;
y brinda incluso más espesura
a unos ojos que niegan su reflejo, 
pues todo este ensueño se anuda
y desata en apurado verso.

Permanece el velo de negrura
sobre la piedra, jugando el viento
sobre su espalda desnuda,
y sus labios ya son témpanos
que me condenan a perderla
toda vez que la recuerdo.

martes, 18 de noviembre de 2014

Cuento sombrío

Tú, grisácea emperatriz de mis delirios,
llevas tanto tiempo escribiendo mi sentencia
que este trance en pocos versos no hace mella
en lo innombrable que guardas contigo.

Tu negra vereda de olvido
late en las pupilas que la albergan,
sedientas de cuanto siquiera recuerdan,
teñidas como en un cuento sombrío.

Tus noches aún guardan más de un aullido
escondido en tus sábanas, duermevela
de incautos como yo, que despiertos sueñan
con rasgar las vestiduras del abismo

que en el lienzo de tu piel fue escondido.
Y ahora que sobre él oscilo, empieza
a reír algo tras tu retrato, mientras
me observa desde algún lugar del mismo.

miércoles, 28 de mayo de 2014

"Tregua" 249 de 365: fría reyerta

Las noches se burlan de mis días
y ni siquiera puedo evitarlo,
maniatado por la impaciencia
y la apatía, pues causo estragos
hasta en la encrucijada imperfecta
en que la tempestad y tus labios
se entremezclan en su fría reyerta.
Allí no hay sangre, pero si hay bandos;
no hay cielo, no hay patrias ni banderas
más allá de unos ojos desalmados.

viernes, 23 de mayo de 2014

"Tregua" 248 de 365: deceso de vacío (parte 1)

¿Todavía siguen en su jarrón
esas flores que descansaban
en algún lugar, en alguna estancia
de ese sitio en que te veo vivir,
a veces sin hacerlo, si quiera?

¿Acaso ya se secaron, mudas,
tras renacer en cada imagen
en que, sin decir nada, algo susurras?
No hay vuelta atrás en este deceso
de vacío, no hay preguntas.

"Tregua" 247 de 365: todo eso y mucho más (parte 1 y 2)

Soy el cuchillo que desgaja tu pasado,
soy la inquietud que nunca ha llegado a expirar.
La vértebra del deseo más ansiado:
soy tú, soy yo. Soy todo eso y mucho más.

Soy quien te contempla a través de un retrato,
la melodía que nunca pudiste escuchar;
la lente que convierte a tu mundo en abstracto,
una desconocida acepción de "libertad".

Soy una muesca que resbala en tu diario,
augurando el más inexacto mañana;
soy una idea que apela a lo inhumano
para describir a su dueño, que la guarda.

Soy camino y precipicio, objeto y amo
de mi verdad, de la absurda elocuencia
del delirio: y pistola en mano,
con sus promesas de pólvora en vena...
No oso contradecirlo.

domingo, 18 de mayo de 2014

"Tregua" 246 de 365: se acabó (parte 1)

Se acabó:
se acabó el cieno en las botas,
los incómodos silencios,
el dolor invertebrado
de sentido, de afecto.

Se acabó:
se acabó el amargo tiempo
del veneno en la palabra,
la raída cortina
de la agonía que no acaba.

jueves, 15 de mayo de 2014

"Tregua" 245 de 365: ocaso inesperado (parte 1 y 2)

Se contonean el día y la noche,
pues siquiera en ellos te encuentro.
Titubea la pluma en mi mano:
sin motivo aparente la aferro
tras el ocaso inesperado
de mi calma, de aquel sosiego
que sucumbió ante los estragos
de un alba congelada en el cielo,
de idilios desenfrenados
seguidos de un invierno perpetuo.

Y no fue éste quien heló la sangre en mis venas,
sino su estigma, cadáver de nostalgia;
el que esculpió la sombra en mi alféizar,
el que se cierne como oscura sábana.
No hay razón para contestar esta carta,
no es posible reencender esta espera,
cuando apago una vela, veo su rostro…
¡Me sonríe, aunque siga estando muerta!

"Tregua" 244 de 365: ocaso inesperado (parte 1)

Se contonean el día y la noche,
pues siquiera en ellos te encuentro.
Titubea la pluma en mi mano:
sin motivo aparente la aferro
tras el ocaso inesperado
de mi calma, de aquel sosiego
que sucumbió ante los estragos
de un alba congelada en el cielo,
de idilios desenfrenados
seguidos de un invierno perpetuo.

miércoles, 14 de mayo de 2014

"Tregua" 243 de 365: tu umbral

Desciendo a tu umbral,
sin querer perder
la espesura abismal
de un sueño. Su hiel
de delirios,
de sangre, de sed
de castigos
que no anhelan ser
sino lo mismo
que infringe al deber,
sí palpitará
mientras haya quien
la pueda escuchar
sin poderla entender.

martes, 13 de mayo de 2014

"Tregua" 242 de 365: todo eso y mucho más (parte 1)

Soy el cuchillo que desgaja tu pasado,
soy la inquietud que nunca ha llegado a expirar.
La vértebra del deseo más ansiado:
soy tú, soy yo. Soy todo eso y mucho más.

Soy quien te contempla a través de un retrato,
la melodía que nunca pudiste escuchar;
la lente que convierte a tu mundo en abstracto,
una desconocida acepción de "libertad".

lunes, 12 de mayo de 2014

"Tregua" 241 de 365: tres bocanadas de escarcha

La distancia quebró a una piel de la otra,
pero no la fuerza que bajo ellas guardaban.
La incomprensión causó llagas muy hondas;
la paciencia duró tres bocanadas de escarcha.

El tiempo privó a mis versos de tu boca,
pero no de su vacío a mis sábanas.
El dolor dejó al recuerdo sin memoria,
pero no al poeta sin palabras.

"Tregua" 240 de 365: la espera del fin

Infestada de plagas,
a la espera de su fin,
tiritaba ante el odio
que le tocó sufrir.

Engendró a los cuervos,
y estos, ya saciados
con su fruto, no fueron
clementes, no dudaron.

¿Sus últimas palabras?
"Tantos seres que he creado...
Y de ti no dudaba,
pero me has traicionado".

"Tregua" 239 de 365: una debacle volátil

Lo último que recordó haber visto antes de morir fue el aleteo de unas alas… Quizás de mariposa.

"Tregua" 238 de 365: en tu filo

Viviré en tu filo,
seguiré tu rastro.
Quedaré atrapado;
en ti, encallado.

Ganaré al destino
y a los azares:
el tuyo, será mi camino.
Pero no te engañes:

seguiré siendo el mismo
loco que, a ratos,
fingió raciocinio
para tenerte a su lado.

miércoles, 7 de mayo de 2014

"Tregua" 237 de 365: aforo completo

Completado el aforo del infierno, el mundo terrenal tuvo que ampliar sus instalaciones.

"Tregua" 236 de 365: una ambición innata

Queremos el mundo
en nuestras manos, y hasta
nuestros errores son mudos
ante una ambición innata. 

Nos contentamos con mucho,
y a veces mucho es nada,
y a veces nada es nunca;
y la historia nunca acaba.

martes, 6 de mayo de 2014

"Tregua" 235 de 365: extraño aliado (parte 1 y 2)

Flotaba en incertidumbre,
se posaba en el desencanto
al que la rutina sucumbe,
como un extraño aliado
que inconscientemente surge,
tendiéndonos siempre la mano.

Piel que envuelve a un vacío
que se detona en soledad;
soledad que nos ha visto
crecer, y mirar hacia atrás.
Nostalgia: eterno abrigo
de vigilia, de humanidad.

"Tregua" 234 de 365: las otras seis líneas

Se desencajaba su rostro apagado
mientras las risas no cesaban, y un grito
no calló a lo multitud, no distrajo
a un público que hervía en sus instintos.

No supo cómo frenar a aquel macabro
festín, y hasta sus entrañas fueron menú.
Sublévate hacia el que desconoce algo
y quizás mañana en el plato estarás tú.

Aunque el valor estará de nuestro lado
y no nos amedrenta cuanto he dicho,
en ningún momento he rectificado
las otras seis líneas, estimado amigo.

lunes, 5 de mayo de 2014

"Tregua" 233 de 365: extraño aliado (parte 1)

Flotaba en incertidumbre,
se posaba en el desencanto
al que la rutina sucumbe;
como un extraño aliado
que inconscientemente surge,
tendiéndonos siempre la mano.

miércoles, 30 de abril de 2014

"Tregua" 232 de 365: lenta espera (parte 1 y 2)

Oculto en un leve sopor brindado en la penumbra
solo perturbada por el inquieto fruto de un cirio,
resquebrajando apenas con su aliento la estancia, 
aguardaba la tétrica visita de un viejo amigo.

Trepanado por la fría soledad que acostumbran
sus noches de tormenta, abrumado por la ausencia
de vaho en sus cristales, clavaba sus uñas
sobre una sucia mesa impregnada en tinta seca.

¿Por qué envió aquella carta carente de raciocinio
estipulando tan terrible destinatario?
¿Por qué subió a bordo de tan tétrico navío
habitando en él el más aterrador adversario?

Y la carta fue respondida, y la duda,
resuelta: “pronto llegará el final, tu desdicha,
el principio del olvido, lo que a todo ultima”.
Esas palabras siempre le perseguirían.

A partir de entonces, solo había una pregunta:
“¿será, de entre todos, éste mi último día?”
La muerte era su sombra, y con total premura
se cernía sobre él, mascando la profecía.

Y  esperó a su infausto sino, a su enemigo;
esperó a una agonía ya prevista,
mas nada de ello llegó, nadie llamó a su puerta;
su vida no era sueño: era pesadilla.

En la lenta espera se iba consumiendo,
hasta que algo lo sorprendió, ¿quizás la despedida?
y de pronto, todo sufrió un extraordinario vuelco:
él no temía a la muerte... ¡Él temía a la vida!

"Tregua" 231 de 365: lenta espera (parte 1)

Oculto en un leve sopor brindado en la penumbra
solo perturbada por el inquieto fruto de un cirio,
resquebrajando apenas con su aliento la estancia, 
aguardaba la tétrica visita de un viejo amigo.

Trepanado por la fría soledad que acostumbran
sus noches de tormenta, abrumado por la ausencia
de vaho en sus cristales, clavaba sus uñas
sobre una sucia mesa impregnada en tinta seca.

¿Por qué envió aquella carta carente de raciocinio
estipulando tan terrible destinatario?
¿Por qué subió a bordo de tan tétrico navío
habitando en él el más aterrador adversario?

"Tregua" 230 de 365: afrontarte

Carezco de recursos para afrontarte
tras este desfile de sombras sin voz.
Acuso de la falta de vida que mi sangre
sufre al doble filo que entraña tu dolor.

Cabe esperar que asuma cuanto subyace
al fatídico objetivo de mi elección,
pues acepto este juego aunque ello acabe
con la última luz que yazca en cada rincón.

martes, 29 de abril de 2014

"Tregua" 229 de 365: la presa se agacha

Estira su zarpa,
la presa se agacha.
Respira con miedo:
le absorbe el silencio
que late, que estalla,
tirando murallas,
rompiendo su anhelo
de encontrar consuelo;
de llegar al alba
sin piel desgarrada.
Como en un desierto
de escarcha, es eco
que se desparrama
tras rutina insana,
bajo firmes credos:
picando en su cebo.
Estira su zarpa,
la presa se agacha.

"Tregua" 228 de 365: verso (parte 1 y 2)

Verso,
tú que me encierras en tus adentros,
tú que a la vez conjugas orden y azar,
quizás te busquemos por despecho,
quizás por pura necesidad.

Cauce de aquello que queda lejos,
espejismo de firme eternidad;
a día de hoy aún no te comprendo,
y ya sin ti nada podría soportar.

Verso,
créame en tus raíces de nuevo,
cubre a esta entelequia de realidad,
como yo te aferro en el deceso
de raídos conceptos, del bien y el mal.

Apaga la medianía y su velo,
extiende tu rastro de espontaneidad
sobre estas líneas, sobre esta vida;
sobre esta obra con incierto final.

lunes, 28 de abril de 2014

"Tregua" 227 de 365: verso (parte 1)

Verso,
tú que me encierras en tus adentros,
tú que a la vez conjugas orden y azar,
quizás te busquemos por despecho,
quizás por pura necesidad.

Cauce de aquello que queda lejos,
espejismo de firme eternidad;
a día de hoy aún no te comprendo,
y ya sin ti nada podría soportar.

miércoles, 23 de abril de 2014

"Tregua" 226 de 365: te esperaré (parte 1 y 2)

Te esperaré
cuando el sol se despida con sus última luces
y las calles se vacíen de su plaga rutinaria.

Te esperaré
aún mucho más allá, cuando se desnude
el anhelo en verso y te vista de palabras.

Aletargado,
mientras mis labios, raídos de no pronunciarte,
conjuran tu rastro indeleble de nostalgia

no vivo
sino en la encrucijada del antes y el después,
sino en la brecha abismal entre piel, hueso y alma.

Te esperaré
hasta que el tiempo, harto de transcurrir, convierta
a sus veloces manecillas en brutales palancas.

Te esperaré
mientras el cielo pueda latir y la negrura envuelva
a estrellas que sobre éste, caminan descalzas.

Se vengaron
los años sobre la cortina de entusiasmo
que tu cálido rostro continuamente volcaba,

recayeron
las témperas del olvido sobre tus ojos,
vertiendo un poco más de noche en tu mirada;

y aún más si cabe,
te aguardo en la penumbra en que dejaste mi memoria,
te añoro en cada hueco que surge en mi mente desgarrada.

Respiro calma
si me duermo en la orilla de cuanto a ti evoca,
si no quedo pendido en el filo de desesperanza.

Te esperaré
como rúbrica a un delirio incontrolable de historias
sin final, a una guerra librada sin armas.

Te esperaré
como senda por la que camina la más honda lujuria:
te esperaré, locura a manos de su ama.

martes, 22 de abril de 2014

"Tregua" 225 de 365: te esperaré (parte 1)

Te esperaré
cuando el sol se despida con sus última luces
y las calles se vacíen de su plaga rutinaria.

Te esperaré
aún mucho más allá, cuando se desnude
el anhelo en verso y te vista de palabras.

Aletargado,
mientras mis labios, raídos de no pronunciarte,
conjuran tu rastro indeleble de nostalgia

no vivo
sino en la encrucijada del antes y el después,
sino en la brecha abismal entre piel, hueso y alma.

Te esperaré
hasta que el tiempo, harto de transcurrir, convierta
a sus veloces manecillas en brutales palancas.

Te esperaré
mientras el cielo pueda latir y la negrura envuelva
a estrellas que sobre éste, caminan descalzas.

"Tregua" 224 de 365: el feudo de mis temores

No te tengo
en mis incisivos amaneceres,
en cada torbellino de afectos;
siquiera en el feudo de mis temores,
siquiera en las ascuas de mis errores.

No te tengo
ante el "siempre" y sus "a veces",
ante mis fieros remordimientos,
y mientras, mi vigilia desmiente
a cuanto el sentido común advierte.

"Tregua" 223 de 365: lo sutil y sus reversos

¿Ocultará el tupido velo
de lo pasajero y lo vano
el resurgir de tus deseos,
la rebeldía hacia lo mundano
o la apatía, en un exceso,
plegando al fin tus párpados?

¿Te perdonarán por tu apego
al desorden, a lo humano,
a lo sutil y sus reversos;
a lo insólito, lo extraño,
a la tentación hacia lo incierto,
y a dudar de virtud y pecado?

lunes, 14 de abril de 2014

"Tregua" 222 de 365: piel de cemento

Oscuro pasillo de quietud abismal,
caja de resonancia de mil secretos;
tus paredes espesan silencio visceral
que vierte tu gruesa piel de cemento.

Juego incierto, con más incierto final,
apaga las luces, solo es cuestión de tiempo.
Vidriera de visión ultraterrenal,
hay algo en ti que se clava hasta en los huesos.

miércoles, 9 de abril de 2014

"Tregua" 221 de 365: tus pesares a la deriva

Te das la media vuelta, y te vas,
como una gota de en el cristal
que de él se intenta escapar;

como una buena dosis de realidad,
que al darse con ella de bruces
muestra, de súbito, su faz.

Ahogan tus noches a tus días
al encerrar a tus párpados
en perenne melancolía.

Deberás ser tú quien despida
a tus restos ensangrentados,
a tus pesares a la deriva.

martes, 8 de abril de 2014

"Tregua" 220 de 365: sumisos y farsantes (parte 1 y 2)

¡Quién sabe si soplarán vientos de cambio
en abarrotadas paciencias, o en las calles!
¡Quién sabe si personas, o banderas,
teñirán los cambios hacia lemas radicales!

Somos dos caras de una misma moneda,
somos juez y parte de un crimen
hacia nosotros mismos, y aunque nunca aprendan
allá arriba, también temo a los que vengan.

Una inmundicia atávica se desata
al tener junto a ti a las normas del juego;
este juego estremecedor que dilata
la lujuria de los más roncos deseos.

No es algo ajeno a nuestro pasado. Claman
masas enfurecidas que ya perdieron
todo, excepto las ganas de venganza
hacia los codiciosos, y su vil credo.

Las aceras retumban bajo avalanchas
de virtud y odio entremezclados, distantes
y aprisionados por la desesperanza
de presenciar este incívico disparate.

Construir algo nuevo sin hacer caso omiso
en remover cuanto en cada lacra subyace
es un paso necesario, dirigido
a evitar reencuentros entre sumisos y farsantes.

"Tregua" 219 de 365: sumisos y farsantes (parte 1)

¡Quién sabe si soplarán vientos de cambio
en abarrotadas paciencias, o en las calles!
¡Quién sabe si personas, o banderas,
teñirán los cambios hacia lemas radicales!

Somos dos caras de una misma moneda,
somos juez y parte de un crimen
hacia nosotros mismos, y aunque nunca aprendan
allá arriba, también temo a los que vengan.

Una inmundicia atávica se desata
al tener junto a ti a las normas del juego;
este juego estremecedor que dilata
la lujuria de los más roncos deseos.

lunes, 7 de abril de 2014

"Tregua" 218 de 365: aquello que busco y temo

Eres espíritu indomable,
marea que atrapa pensamiento;
verso de lengua aún no creada,
fuente de aquello que busco y temo.

Tus pétalos son espinas
que cercenan mi vano entender;
y aunque mil razones resistan,
de ti no me puedo desprender.

Prueba de mis más hondos delirios,
siempre latiendo en deseo;
y con palabras te desvisto,
y tras todas ellas, te pierdo.

"Tregua" 217 de 365: plácida distracción

Una distracción tan plácida como tú
no debería contentarse en la apatía.
Como un cielo que mañana perdiese su azul,
con el tiempo, la conciencia se afila;
y es entonces cuando comienzan a resbalar
las dudas, e incluso ahora, los días
se obligan a transcurrir con cierta intensidad,
por miedo a ser los últimos de una vida.

viernes, 4 de abril de 2014

"Tregua" 216 de 365: burda realidad

Burda realidad,
rescátame antes de que un abismo
detone cuanto mis vaivenes mascan;
de que mi reflejo parezca distinto,
y de él nunca pueda escapar.

Burda realidad,
rompecabezas de extrañas dimensiones,
no forjé mi prófuga rebeldía
para envenenarte con opiniones
que te desfiguran con rabia aguerrida.

Burda realidad,
vuelve a mis sinuosos entresijos,
y sumérgete hasta en mi propia sangre,
donde puedas curarme de mí mismo,
donde tiempo y recuerdo, juntos, arden.

miércoles, 2 de abril de 2014

"Tregua" 215 de 365: antídoto de desaliento

Te recuerdo que has sido y eres
mi página en blanco, a la espera
de ser mancillada, al menos,
con alguna que otra letra.

Al final del día, te tengo
como la noche tiene a la luna;
antídoto de desaliento,
viento que barre amargura.

Fuego que aviva mis anhelos,
la vida nunca es tan entera
cuando te encuentras tan lejos
que olvido la palabra "cerca".

"Tregua" 214 de 365: irrisoria ingenuidad

Bajo los escombros de ésta, mi desgastada espera,
se hallan los pedazos de tiempo que ya expiró.
Tras la pintura de este retrato algo me observa,
y no logro saber qué; no logro apagar su voz.

¿Será el ronco resonar del agrio escepticismo,
será el repudio a palabras que flotan en veleidad?
¿Será el escozor que la realidad, cual castigo,
arroja al osado que sólo la ha de encarar?

Vuelve la irrisoria ingenuidad de los sueños
etéreos hacia aquellos que los alimentan,
regresa la apatía a los que en ellos no vieron,
de antemano, la chispa que en los cambios despierta.

martes, 1 de abril de 2014

"Tregua" 213 de 365: causas sin solución

No abras ese baúl oxidado,
pues aún no sabes lo que ha de guardar;
no pierdas ese recuerdo aciago
que te hizo pensar antes de actuar.

No agotes la paciencia ante lo oscuro
de una vida apagada ante el dolor;
sin verter optimismo prematuro,
ni considerarlo siquiera amor.

Siempre habrá alguien que no supo
desistir de causas sin solución,
y pese a quien lo niegue, hay asuntos
donde es inservible pedir perdón.

lunes, 31 de marzo de 2014

"Tregua" 212 de 365: embrujo de extinta juventud (parte 1 y 2)

Por las grietas de esta vetusta habitación
ya no se escabulle ni un hálito de luz.
Tiempo atrás, los cuadros perdieron su color,
y yacen inermes, en su embrujo de extinta juventud.

Las maderas murmuran olvido cuando alguien
camina sobre ellas, mostrándose inquietas
por ser perturbadas, y en su podrida piel
se clavan las patas de una vieja mesa

postrada ante la soledad de la estancia,
en donde descansa algún enmohecido papel
en quien alguien quizá acuñó dignas palabras,
aunque nadie, al fin, las hubiera de ver.

Tras las ventanas se pueden observar migajas
de realidad, pese a que el más que ajado cristal
que las precede, y que hasta al cielo empaña,
insiste en negarlas, con férrea voluntad.

Más de una vez esta estampa de penumbra
ha sumergido a su inquilino en la hiel
de la locura, donde la razón no alumbra
los senderos que, sólo, has de recorrer.

Aún se distingue un candelabro humeante
que no delata a las sombras que te acechan,
y más vale que ante ellas no te alarmes
o indicarás ser su víctima perfecta.

"Tregua" 211 de 365: embrujo de extinta juventud (parte 1)

Por las grietas de esta vetusta habitación
ya no se escabulle ni un hálito de luz.
Tiempo atrás, los cuadros perdieron su color,
y yacen inermes, en su embrujo de extinta juventud.

Las maderas murmuran olvido cuando alguien
camina sobre ellas, mostrándose inquietas
por ser perturbadas, y en su podrida piel
se clavan las patas de una vieja mesa

postrada ante la soledad de la estancia,
en donde descansa algún enmohecido papel,
donde alguien quizá acuñó dignas palabras,
aunque nadie, al fin, las hubiera de ver.



"Tregua" 210 de 365: los falsos cuentos de hadas

Cuán estrecho es este cerco,
qué vasta su alambrada;
¡cómo engulle al crédulo
que se acercó a esta morada,
donde no hay cartel que advierta
que aquí las luces se apagan!
Donde el tiempo se congela:
los falsos cuentos de hadas.

sábado, 29 de marzo de 2014

"Tregua" 209 de 365: alma de palabra escrita

No cesaría en el empeño de buscarte
aunque tan esperado momento nunca llegase,
pues no existo sino en las simas de tus pupilas,
sino en el viento que enmaraña el aire que respiras.

Y hasta las gotas se inmovilizan en ese aire
cuando, tras largo tiempo, te atreves a pronunciarme;
a no perderme en el ocaso de tu melancolía,
a ser fuego en mi tinta, alma de palabra escrita.

"Tregua" 208 de 365: el sitio de siempre

Prueba a dejarme en el sitio de siempre,
apartado de felices recuerdos,
para después, quizá, otra vez cogerme
y colocarme de nuevo junto a ellos.

Intenta convencerte de perderme,
pues brindas un gesto muy teatrero
cuando me niegas cual causa pendiente
de olvidar, cual colmillo que guarda aún veneno.

viernes, 28 de marzo de 2014

"Tregua" 207 de 365: cuadro inacabado

Eres gotera en mi cuarto más oscuro,
prisión de mis más sórdidas obsesiones;
fuego que devora todo cuanto busco,
motivo y fundamento del mil decepciones.

Raptas cada mañana el azul de los cielos,
enredas los confines de mis pensamientos;
como a un cuadro inacabado, te observo
aunque yazca en ti la sombra de un blanco lienzo.

jueves, 27 de marzo de 2014

"Tregua" 206 de 365: de un tirón

Como ilustrado conocedor
de los estatutos de tu piel,
hube de desprenderme de un tirón 
de ella cuando comenzó a arder.

Mi prudencia sufrió un apagón,
tus labios fueron mi espada y pared;
y entonces apagaste mi voz
e hipotecaste mi entender.

"Tregua" 205 de 365: fluyo, escribo

Masticando todo su orgullo,
así es como huye un ser herido.
Perdiendo cuanto alguna vez tuvo;
lo sabe bien quién probó el olvido*

Solo en versos te veo, a lo sumo;
y sobre ellos plasmo un asterisco,
donde a algún lector reconduzco,
donde se cruzan mis caminos.

*Sobre éste, mi pensamiento, fluyo,
y sobre ésta, mi conciencia, escribo.

miércoles, 26 de marzo de 2014

"Tregua" 204 de 365: frías mentiras

¡Cómo repercute el abismo de tus ojos
en mi descenso a la ruin rutina!
¡Ahora vendes al olvido mis trozos,
cuando nunca dije que te los cedía!

Todos queremos, a veces, sentirnos solos:
¡y cuando ello sucede a todos se nos olvida!
Cuando unos labios saben a poco;
¿Por qué abrigarnos con frías mentiras?

"Tregua" 203 de 365: más que impactantes

La próxima vez que me congele en tu pupila
prométeme que no será durante un instante;
que conservarás nuestra historia, tan afligida
como ultrajada, en el hálito de lo importante
que alimenta nuestra esencia. Aunque a la deriva,
seguimos flotando en océanos de interrogantes,
en donde no naufragamos ante una aguerrida
tormenta de miedos, que empapa de sangre
el exhaustivo transcurso de nuestras vidas,
que detecta ocultas pasiones más que impactantes...

martes, 25 de marzo de 2014

"Tregua" 202 de 365: señor de tu feudo

Vamos, todavía puedes hacer algo
que no se agote en sensiblería insulsa,
que bordee al conformista y sus vástagos
y que resuelva o despierte alguna duda.

¿Quieres proclamarte señor de tu feudo,
o abrir los ojos ante lo que te rodea?
¿Lo harás negando el infierno del honesto
o elucubrando un cielo de la incoherencia?

"Tregua" 201 de 365: cuanto hayamos trascendido

Como las historias inconclusas,
como una tormenta sin final,
no es ingenuo aquel que un día asuma
que quizás no exista una cuenta atrás,
más que un instante en que, suspendidos,
jugamos bajo un incierto compás.

A veces no somos más que dudas,
a veces siquiera existimos
más allá del recuerdo que aúna
cuanto afuera hayamos trascendido.
Mas si una huella abate a la tumba...
¡Díganme si eso no es estar vivo!

"Tregua" 200 de 365: vítreo lienzo

Cautivo de tu perenne inmovilidad,
te contemplo desde mi efímera situación;
me consumiré hasta que haya de expirar
mi tenue rastro, la última línea de mí guión.

Mientras tanto permanecerás, inmune
a los años, discurriendo ante nosotros;
alma máter que la vida siempre alude,
vítreo lienzo que cobija todo rostro.

lunes, 24 de marzo de 2014

"Tregua" 199 de 365: cristales de difusión

Perfume de sordas vanidades,
aunque embeleses a los ingenuos
no caería ante tus ademanes,
no me hipnotizaría el péndulo
ni el idilio tras tus cristales
de difusión, que devino en monstruo.
Más de uno adquirió como avance
aquello que jamás habrá de serlo,
y envió su intelecto al desguace,
pensando en un progreso... ¿Moderno?.

"Tregua" 198 de 365: a todas horas; cualquier lugar

Recelo hasta de mi sombra,
pues siempre huye en la oscuridad
y no me ayuda ante otras
que no me dejan de atormentar.

¿Por qué ante mí no te despojas
de todo atisbo de crueldad,
antes de acompañarme a todas horas,
de seguirme a cualquier lugar?

viernes, 21 de marzo de 2014

"Tregua" 197 de 365: mi espera

En ocasiones
temo que haya algo ahí fuera,
que me salude, airoso,
tras una larga condena
de olvido poco victorioso.

En ocasiones,
vierto todo mi tiempo
en creerme que esta espera
cesará en algún momento,
sin que nadie la detenga.

En ocasiones,
divago cual ente incierto,
en esta encrucijada, tan densa,
que se espesa en mis adentros:
y no es que no me atreva.

miércoles, 19 de marzo de 2014

"Tregua" 196 de 365: cristales mojados

Los cristales mojados
y los cielos que sangran
son testigo aciago
de mi desesperanza,
premio de los estragos,
de oasis sin calma...
Y como un hombre inhumano,
no encuentro palabras
en las que huir un rato.
No hay adivinanza
en este hostil relato,
no haré más mudanzas
en este cuarto de invitados:
estoy a prueba de balas,
de burdos halagos
y de promesas falsas.

"Tregua" 195 de 365: un total envolvimiento

Tal y como el río atrapa al mar,
el pensamiento nos envuelve
cual filtro que ha de administrar
desde escepticismo o desdén
hasta el delirio más letal.

Cuánto te hemos de disimular,
bestia ingrávida de sinrazón,
cuando ahí fuera hemos de vagar
con un capitán cuyo timón
fue requisado en plena tempestad.

martes, 18 de marzo de 2014

"Tregua" 194 de 365: sombra reptante

Late nostalgia en lo profundo de tu mirada,
repta la sombra de tu conciencia intranquila.
Respiramos pasado que encadena a la palabra,
cerramos puertas y ahora hay que abrirlas.

El ayer abrasa con su arrogancia
y abre de nuevo más de una herida.
Tu pupila apagada no acepta más plegarias
que esta humilde canción, que estas palabras debidas.

lunes, 17 de marzo de 2014

"Tregua" 193 de 365: una espera adormecida

Me incrustaré estas líneas entre piel y hueso,
como una firma de tinta recorriendo mis venas,
para no volver a cometer el exceso
de creer que esta vez, de entre todas, era la buena.

Dado que ya solo de tu indulto yo dependo,
cuestiono si todo ello mereció la pena,
pues siendo o no culpable de tu afecto,
me hallo bajo la prisión preventiva de tu ausencia.

Perderé al lejano horizonte, como en un sueño
sin despertar, apagándose en una espera
adormecida por los años, sin entendimiento
de aquel sobre el que se cierne el tiempo y sus cadenas.

Mas habiendo de partir, no dudes un momento
que aunque tu estigma extienda sus amenazas férreas,
mi determinación, el más solido cimiento,
no se quebrantará, no aplaudirá tus bajezas.

"Tregua" 192 de 365: falso objetivo

Cuanto guardas, amigo,
no alcanza al frío umbral
del hombre y sus entresijos,
de persona y disfraz.
No es menester baldío,
a veces, ser suspicaz
con el falso objetivo
de ésta aún más falsa humildad.

domingo, 16 de marzo de 2014

"Tregua" 191 de 165: mi propia espada (parte 1 y 2)

Como el caos necesita al orden,
así te necesito yo;
cuando olvido hasta mi propio nombre
me inundas cual pura reflexión.

Casi he aprendido a buscarme en ti,
pese al doble filo que entrañas,
pues cual vástago de cuanto fui,
mi enemigo es mi propia espada.

Eres estrella en la oscura noche,
lejana sueles permanecer,
tentándome periódicamente;
como un néctar que agrava tu sed.

Aunque mis cielos siempre aflojes,
y remuevas mi más honda fe,
cuando lo haces, y solo entonces,
en ti vuelvo a creer, otra vez.

"Tregua" 190 de 365: mi propia espada (parte 1)

Como el caos necesita al orden,
así te necesito yo.
Cuando olvido hasta mi propio nombre
me inundas cual pura reflexión.

Casi he aprendido a buscarme en ti,
pese al doble filo que entrañas,
pues cual vástago de cuanto fui,
mi enemigo es mi propia espada.

viernes, 14 de marzo de 2014

"Tregua" 189 de 365: ave lejana

¡Vuela, ave lejana,
a donde no te vean,
a donde no se empañen
tus alas, tan viajeras!

¡Huye del craso engaño,
de nuestro mundo irreal,
aunque quede a desmano,
de momento, aterrizar!

¡Bajo este toldo aciago,
qué nos queda por pensar
más que vivir en vano
o morir por libertad!

miércoles, 12 de marzo de 2014

"Tregua" 188 de 365: uno mismo (parte 1 y 2)

Es difícil guardar entre tus puños ceniza,
es un arduo trabajo esculpir tu camino;
es algo incierto tener a musas por amigas
es imprevisible amar al frío destino.

Es sabido que el tiempo ya poco se regala,
que hasta el más tórrido beso puede no ser real;
tras pisadas de ingratos no se han vertido babas,
pues el que poco tuvo, no aprendió a despilfarrar.

Es inquietante hablar sobre lo que nadie opina,
es preferible arriesgar que olvidarse a uno mismo;
es desdeñable luchar por causas ya perdidas,
no solo respirando demostrarás que estás vivo.

Incluso la más tersa piel es paisaje endiablado
cuando ya no es tuya, cuando a ti no ha de regresar.
A veces, no somos más que un burdo habitáculo
encerrado en seso, carne y hueso. Nada más.

"Tregua" 187 de 365: uno mismo (parte 1)

Es difícil guardar entre tus puños ceniza,
es un arduo trabajo esculpir tu camino;
es algo incierto tener a musas por amigas
es imprevisible amar al frío destino.

Es sabido que el tiempo ya poco se regala,
que hasta el más tórrido beso puede no ser real;
tras pisadas de ingratos no se han vertido babas,
pues el que poco tuvo, no aprendió a despilfarrar.

martes, 11 de marzo de 2014

"Tregua" 186 de 365: fervorosa chispa

Como atrapado en una leve duermevela,
se dedicaba a merodear sus historias;
parecía que el reloj concediese una tregua
cuando su ávido ingenio cernía su horma.

Surgía muy a menudo, y de nuevo lo hará,
la fervorosa chispa que siempre ha de encender
la llama que en él habita, la que ha de brillar
y siempre vivirá, aunque quede en el ayer.

lunes, 10 de marzo de 2014

"Tregua" 185 de 365: un latido nocturno

Retumba un latido nocturno en su jaula,
se pierde el aleteo de un ave sombría;
hasta los relieves oscuros avanzan
rodeando a su presa cual hambrienta jauría.

Bajo estos barrotes se ve atenazada
la razón, maniatada ante su enemiga,
la delirante desazón que atrapa
al que ante sí, nada ve, mas se ensimisma.

"Tregua" 184 de 365: el más insigne galardón

Deja que fluyan tus ideas
sobre la más cruda decepción,
deja que vayan, todas ellas,
al estante donde las guarde yo,
a salvo de que las contengas
como el más insigne galardón,
a tiempo de que las viertas
a manos de un frío desamor.

domingo, 9 de marzo de 2014

"Tregua" 183 de 365: la hoja caída

Cercenada en su orgullo,
la hoja caída huía
del árbol que mantuvo
su presencia erguida.
Errática, acabó
tendida ante los pies
de a quien tuvo por captor
y nunca lo hubo de ser.

miércoles, 5 de marzo de 2014

"Tregua" 182 de 365: un recado del pasado

Como un residuo de tus párpados
viajo a manos de nuestro tiempo,
sin vislumbrar nuestro mal llamado
"final", que asumió su papel, sin serlo.
Mi memoria me dejó el recado 
del pasado, de ti no exento,
y no importa si es dulce o amargo 
el sabor de tu infausto recuerdo,
si éste me lo he de beber de un trago
y sigue siendo letal veneno.

"Tregua" 181 de 365: cuento escurridizo

Se oye resquebrajarse al vidrio
que recubre al embustero,
pero éste aún no siente el peligro.

Se escuchan promesas que convino
cumplir, mas ello es ahora un cuento
lleno de recelos huidizos.

Heridos, enemigo y amigo,
cuando éste quebró el enredo,
y aquél se perdió a sí mismo.

martes, 4 de marzo de 2014

"Tregua" 180 de 365: mira hacia delante

Mira hacia delante,
como si este día fuera, en verdad,
el último en que hubieras de despertar.

Derrota al dolor
que recubre tus limitaciones,
que alimenta a todos tus temores.

Mira hacia adelante,
como si estas palabras fueran tú,
y ellas fueran fuente de virtud.

Hazlo
cada vez que se oscurezca tu norte,
siempre que se ennegrezca tu nombre.

"Tregua" 179 de 365: ciudad moribunda (parte 1 y 2)

Ahora
la niebla envuelve puntiagudos edificios, sombríos,
y quizás mas tarde ni ellos mismos se distingan.
Puede que,
hasta las aceras guarden, oculto, su filo
cortante; y en los barrios la fe ya no anida.

Mientras,
personas que parecen manejadas por un hilo,
como muñecos vacíos, mecen en rutina.
Luego,
puede que incluso el horizonte se apague, dolido,
queriendo borrar tras de sí toda esa pesadilla.

Ahora
en esta ciudad moribunda se es cautivo
de un corrosivo trance, de una vil melodía.
Puede que
siquiera el viento haga fluir al agua del río,
siquiera una hoja en blanco beba tinta.

Mientras,
el longevo árbol en puras cenizas devino,
y las copas con que brindamos se hallan vacías.
Luego
se olvidará lo que alguien, algún día, dijo,
sin nadie recordar cuánto fue lo que perdían.

"Tregua" 178 de 365: ciudad moribunda (parte 1)

Ahora
la niebla envuelve puntiagudos edificios, sombríos,
y quizás mas tarde ni ellos mismos se distingan.
Puede que,
hasta las aceras guarden, oculto, su filo
cortante; y en los barrios la fe ya no anida.

Mientras,
personas que parecen manejadas por un hilo,
como muñecos vacíos, mecen en rutina.
Luego
puede que incluso el horizonte se apague, dolido,
queriendo borrar tras de sí toda esa pesadilla.

martes, 25 de febrero de 2014

"Tregua" 177 de 365: último alegato (parte 1 y 2)

En este último adiós a tu raído recuerdo,
me entretengo mientras en un sorbo, apuro
la confianza que tenía en ti como método
para abatir mis demonios más peliagudos.

Casi en una vuelta de tuerca, me sorprendo
de que mi historia es casi tan mía como tuya,
y que en mis horas vacías soy mucho menos
yo, y más el resto de ti que hasta en mi aliento perdura.

En esta ingrávida disputa no me convenzo,
pues en el largo encierro de un mísero segundo
no consigo olvidarte, no recuerdo quererlo,
y no encuentro otro modo de guardarte; ninguno.

Si hasta las bisagras de mi sombra se desvanecieron,
¿Por qué me retienes en la embriaguez, ya caduca,
del ensueño que fraguaste, sin lugar y tiempo?
Incluso tus respuestas siguen siendo preguntas.

Será otro quién se zambulla en el hondo y negro
mar de tu pupila abismal; tu más fiel súbdito,
que antes solía ser yo, en el sí y no de un "te quiero",
aunque éste, como mi alegato, sea el último.

"Tregua" 176 de 365: último alegato (parte 1)

En último alegato por tu recuerdo,
me entretengo mientras en un sorbo, apuro
la confianza que tenia en ti como método
para abatir mis demonios más peliagudos.

Casi en una vuelta de tuerca, me sorprendo
de que mi historia es casi tan mía como tuya,
y que en mis horas vacías soy mucho menos
yo, y más el resto de ti que hasta en mi aliento perdura.

"Tregua" 175 de 365: palabras e infamias

Con ingenuas miradas
desatas mil amores,
mas poco a poco empañas
cada mañana y sus soles.

Ojos que encierran ascuas:
no pretendáis que ignora
el miedo y desconfianza
que os reinan a voces.

Palabra por palabra,
no somos más que actores;
infamia tras infamia,
perdidos en sus roles.

lunes, 24 de febrero de 2014

"Tregua" 174 de 365: pensamiento hecho migajas

En este paraje desconocido,
hasta escurridizas pisadas
retumban  en un eco sordo,
e incluso la lluvia divaga
cuando se derrama en la tierra.
Entre sus rocas desdentadas
se hallan fisuras y grietas
y más de una atrapa
interminables cavernas,
donde el silencio es pura  escarcha,
y la oscuridad es la tela
que cubre las estancias.
Donde las horas no se amueblan
al consumir de la esperanza,
donde el tiempo se revela,
al tiempo que se enmascara;
donde nunca salen las cuentas,
mi pensamiento hecho migajas.

viernes, 21 de febrero de 2014

"Tregua" 173 de 365: las riendas de las insignificancias

Si el tiempo suelta las riendas
de las insignificancias:
¿Por qué todavía esperas
desde el yermo hoy, a mañana?
Al final de este mísero cuento
no hay vencedores, sino vencidos.
No pienses en seguir viviendo
sin constatar haber vivido.

"Tregua" 172 de 365: nada de ello

Su temperamento era fuerte;
fuerte cual viento en la tempestad,
como agua que agrieta rocas
durante siglos, sin cesar.

Su pasión era vehemente,
Su determinación, rígida;
Pero nada de ello desmiente
si en dudas o miedo vivía.

lunes, 17 de febrero de 2014

"Tregua" 171 de 365: un trabajador relegado

Deseaba que, por una vez, su esfuerzo no fuese únicamente reclamado para a escribir densas líneas, notas, proyectos y cartas de relevancia profesional, sin ningún tipo de trasfondo personal o sentimental tras ello. Su gran aspiración era conseguir que su jefe, y durante muchos años ya expirados, gran confidente, requiriese de nuevo de sus capacidades para redactar algo que no fuera un mero informe, sino unas líneas que le llenaran, que vertiesen un fragmento, por pequeño que fuera, de emoción surgida espontáneamente. El problema era ella, una persona que había irrumpido en la vida de su dirigente, y había dado muestras de su eficiencia para transcribir cuanto éste dispusiese conveniente, incluidos aquellos textos puramente literarios.

La nueva trabajadora se fue haciendo un hueco cada vez más grande a la hora de plasmar la prosa o versos que desde la dirección se le encomendaban, y la rapidez y eficacia con la que realizaba los encargos hizo que el operario ya no contase con la aprobación de su superior para escribir nada que se saliese del ámbito empresarial. Por alguna extraña razón, que él achacaba a ciertas condiciones o situaciones derivadas del nuevo contrato de colaboración firmado con otra empresa, la compañera usurpadora ya no se dedicaba a los quehaceres meramente legales, sino a la vertiente poético-literaria del dirigente. 

Poco a poco, se desvanecía la ilusión, la esperanza inicial de que fuere otra vez solicitado para reproducir las inquietudes y cavilaciones íntimas de su superior, pues éste, entusiasmado con su diligente colaboradora, ya no se acordaba de aquél para fijar cuanto las musas le revelaran. Se ahogaba en un tanque de monotonía y desidia, y a aquellas alturas no se sentía más que un títere, un objeto laboral desprovisto de toda clase de expectativa que rebasara de unos cálculos y expedientes apilados. Sus celos no hacían más que aumentar, hasta un punto totalmente desmedido, en el cual la locura devoró al raciocinio en un cruento bocado. 

A partir de entonces, su rabia y resentimiento insoportable le hicieron tomar una terrible decisión, que consistía en terminar con la vida de aquél que le había colocado en un segundo lugar, y tras ello, olvidado. Pero para ello, se haría valer de una cooperadora, cuya actuación sería necesaria para conseguir borrar de la faz de la tierra al desdichado jefe del negocio. No les importaban las consecuencias de aquello, pues la situación personal de aquella también alcanzaba un grado de fatalidad similar al del futuro autor del crimen, dado que era una compañera sentimental que se había visto privada de pasar tiempo junto a su novio al volcarse éste en los quehaceres literarios en los que la ayudaba su eficaz trabajadora.

Llego el día en que se consumó el homicidio, y el director de la empresa cayó sobre el suelo, muerto, al sufrir una brutal perforación en su corazón. La colaboradora huyó lejos, presa del pánico y, ¡quién sabe!, quizás también del remordimiento, y no se volvió a saber de ella, mas el autor de la fechoría se quedó allí, junto a aquel al que había pasado a odiar en aquellos últimos meses por su ingrato abandono. Su sangre azulada se pigmentó en un tono  añil, casi purpúreo, al diluirse con la de la infausta víctima, y es que mucho me temo que quién se ve ultrajado a cuestiones laborales, siendo destituido de sus labores creativas, sufrirá un imparable declive hacia la locura. Y en este caso, éste culminó con la muerte del propio homicida, incrustado en el ya apagado corazón de su víctima. A veces, hasta el arma es el propio criminal, e incluso el bolígrafo se vuelve contra el propietario que relega sus versos a una máquina de escribir.

"Tregua" 170 de 365: mucho menos de lo que tú esperabas

Tensando este fino cordel,
desgranas las entrañas
de mi inoportuno entender,
como una agria revancha
que te tomaste al tiempo
de no adquirir, en rebaja,
mi compañía, y el resto
de mí que detentabas.

Casi en un esfuerzo incierto,
comprendo de poco a nada,
y dentro de ello, mucho menos
de lo que tú esperabas.
Casi en un remordimiento
atrapo ciertas palabras,
mas éstas me postran, lejos
de ser empleadas a tu espalda.

"Tregua" 169 de 365: balas de tinta

Esta escopeta recarga sus cartuchos,
repletos de tinta, y dispara al azar, 
alcanzando escrupulosamente a su diana,
alcanzando regularmente al palpitar,
que ruega no ser encerrado en el cajón,
que ruega no ser ahogado en la baja mar
de la inerme inmovilidad y desazón:
que ruega huir de la inmediata mediocridad.

"Tregua" 168 de 365: (sin) yugo mediante (parte 1)

Existe una suerte de arte
amueblada en seso extraño,
dado que, sin yugo mediante,
muchos no nos creen humanos.
Amamos a los estandartes
sin saber quiénes lo crearon,
qué habrá detrás de ese lenguaje,
ni por qué a todos distrajo.

sábado, 15 de febrero de 2014

"Tregua" 167 de 365: techo extraño (parte 1 y 2)

Se oye un ligero tic tac al fondo del pasillo,
mientras se arrastra una presencia inquieta por la pared.
Las estancias tiritan ante una sombra y su filo
y la madera cruje bajo unas pisadas y su vaivén.

Una risilla en efervescencia se congela
y algo desenvaina un silencio impertérrito.
Una mota de vaho, suspendida en el aire se queda
cuando hasta frenéticos latidos se hacen densos.

Las ventanas abiertas acogen a una brisa
intranquila, que vaga por las habitaciones
buscando esconderse tras un armario, tras la cortina,
y los cirios oscilantes iluminan los temores

de los ocupantes del inmueble, que caminan
aterrados por interminables corredores,
hasta que dos de ellos, estupefactos, divisan
una figura que, a pocos metros, se mantenía inmóvil.

Ambos cargaron su arma en menos de medio suspiro,
ambos dispararon certera bala que alcanzó,
en su inequívoca trayectoria, su objetivo;
y distinta sangre impregnó el suelo del corredor.

¿Se imagina despertarse bajo techo extraño
habiéndose acostado en su hogar y atravesar
tal lugar teniéndolo como suyo, sin serlo?
¿Se imagina que no solo a uno le hubo de pasar?

"Tregua" 166 de 365: techo extraño (parte 1)

Se oye un ligero tic tac al fondo del pasillo,
mientras se arrastra una presencia inquieta por la pared.
Las estancias tiritan ante una sombra y su filo
y la madera cruje bajo unas pisadas y su vaivén.

Una risilla en efervescencia se congela
y algo desenvaina un silencio impertérrito.
Una mota de vaho, suspendida en el aire se queda
cuando hasta frenéticos latidos se hacen densos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

"Tregua" 165 de 365: a tientas, en el azar

A tientas, es difícil hallar una respuesta.
A tientas, hasta una intensa pasión se hace espesa.
En el azar, nada se produce por casualidad.
En el azar, no hay cabida para mentira o verdad.

A tientas, hasta el más ingenuo a veces acierta.
A tientas, hasta las más firme roca se agrieta.
En el azar, el tiempo avanza, inquieto, marcha atrás.
En el azar, siquiera del espejo te podrás fiar.

martes, 11 de febrero de 2014

"Tregua" 164 de 365: infinito sendero (parte 1 y 2)

El tiempo vierte su maleficio atávico
a los caminantes de su infinito sendero,
que podrán seguirlo siendo, de entre todos ellos,
los afortunados insumisos al pánico.

La negra bandera ondea en el horizonte,
inescrutable para el esclavo de su influencia,
mientras la vasta humanidad y sus huestes saquean
sus últimas esperanzas ante el olvido y su broche.

Este retrato que plasma una frágil sonrisa
es una mota de resplandor ante la sombra,
una muesca que se hará hueco en la memoria,
una derrota de la muerte ante la vida.

Antes de que el cincel igualador nos reduzca
a roca pulida, siendo aplastada cada huella,
no dejes que tu recuerdo, tras su estela, se pierda,
como un soplo de aire encerrado en su propia tumba.

"Tregua" 163 de 365: infinito sendero (parte 1)

El tiempo vierte su maleficio atávico
a los caminantes de su infinito sendero,
que podrán seguirlo siendo, de entre todos ellos,
los afortunados insumisos al pánico.

La negra bandera ondea en el horizonte,
inescrutable para el esclavo de su influencia,
mientras la vasta humanidad y sus huestes saquean
sus últimas esperanzas ante el olvido y su broche.

"Tregua" 162 de 365: cuánto llovió (parte 1 y 2)

Cuánto llovió
en este valle interminable,
motivo de muchos pesares,
testigo de cruda sinrazón.

Cuánto llovió
en este bulevar, que sabe
de reyertas en que los sables
rebanaron la fe y su valor.

Cuánto llovió
sobre los castillos de naipes,
sobre el peso de los finales
que no conceden nuestro perdón.

Cuánto llovió
cuando decidí no quedarme
en la frialdad y sus lares,
en este mundo sin color.

Cuánto llovió;
pero si en la pasividad arde
el mañana de los cobardes,
llovió, y no ha de preocuparte.

"Tregua" 161 de 365. cuánto llovió (parte 1)

Cuánto llovió
en este valle interminable,
motivo de muchos pesares,
testigo de cruda sinrazón.

Cuánto llovió
en este bulevar, que sabe
de reyertas en que los sables
rebanaron la fe y su valor.

Cuánto llovió
sobre los castillos de naipes,
sobre el peso de los finales
que no conceden nuestro perdón.

lunes, 10 de febrero de 2014

"Tregua" 160 de 365: tono absurdo

En tanto en tanto 
pierdo el rumbo,
ya no me extraño
del tono absurdo
de mi retrato.

De vez en cuando
incluso dudo
del fiel bastardo
del yo sesudo,
del yo humano.

En todo estrago
mi juicio fundo
en un templado
y arduo inframundo;
que vierte su vaho,

ante el que alcanzo
a más de uno
en sus engaños;
y hoy no asumo
pisar el barro.

"Tregua" 159 de 365: ciertos quehaceres

La sensatez fue sometida
a un despido improcedente,
para contratar la inmundicia,
experta en ciertos quehaceres
de una cuestionable validez,
de una manifiesta falsedad.
¿Qué es este velo que cubre al “ser”?
Mentira untada en facilidad…
En cuanto todo se haya de perder
será al fin tarde para actuar.

domingo, 9 de febrero de 2014

"Tregua" 158 de 365: inmovilidad

La gotas se deslizaban,
una a una, por su piel ya envejecida,
quizás por el vendaval de las desgracias,
quizás por la inquietud que, en sí, hervía.

En su inmovilidad daba
revista a cada oportunidad perdida,
a cada segundo que ante él atrapa
un instante de satisfacción vacía.

miércoles, 5 de febrero de 2014

"Tregua" 156 de 365: el desatino propio

Entre tanto desorden
 abundan las reyertas
de gente en solo oye
sus endebles quimeras.

Entre tanto tumulto
ya no distingo apenas
el relieve del mundo
en el que antes creciera.

Diana del incivismo
que cada cual profesa,
guardando el desatino
propio, a su manera.

martes, 4 de febrero de 2014

"Tregua" 155 de 365: Aker

Tus fauces se desdoblan,
sonrientes; espanto
de aquel que implora
clemencia, entre llantos.

Opacas cavidades
tras tu córnea helada,
muestran la impasividad,
firme en la balaustrada

del siniestro que engendra
tu macabra presencia;
tu estigma imborrable
de aquelarre de sangre.

Su mentor ya saliva
al obtener su presa
y arrancarle la vida;
un génesis de tormenta

en el valle de sombra
por el que ahora transitas.
La bestia que se asoma
desde tu cornisa

no accederá a que escapes,
no dejará salidas.
Fíjate, es el Aker,
y esboza una sonrisa.

"Tregua" 154 de 365: veinte mil legajos

Pósate en el filo de mis cavilaciones
como un ave en la gruesa rama de un árbol.
descansa en la penumbra de las últimas razones
que escindieron mi memoria en veinte mil legajos.

Confía en que en todo aferrado ideal habita
un atisbo de debilidad ante la excepción.
Recuerda que hasta que la muerte te lo permita,
podrás tantear cualquier camino, sin resquemor.

"Tregua" 153 de 365: mismísimo e innombrable

Explotar en un silencio indoloro,
como un tiro en la sien de la euforia,
es un acto de introspección, aplomo,
cuando tus engranajes se desmontan.

El tiempo es mi único antídoto para el
veneno que me inyectaron tus besos,
pues en cada uno de ellos hoy cabe
el mismísimo e innombrable infierno.

lunes, 3 de febrero de 2014

"Tregua" 152 de 365: harto

Estoy harto;
harto de escrutar los frágiles entresijos
de los frívolos, y sus vaivenes baldíos,
sin comprender cada éxito que han cosechado.

Harto de insignificancias, de desatinos
del sensiblero superyó de los sencillos
y la imantada admiración que han generado.

Estoy harto;
harto del camino fácil, corazoncillos
cual disfraz del cobarde, de todo el mezquino
que se protege tras el velo de su llanto.

Harto del crudo y siempre negado hedonismo,
chuchería de hombre gregario; un simplismo
que devora a virtud y talento, con asco.

"Tregua" 151 de 365: mecedora de ébano (parte 1 y 2)

Como envuelto en un arduo tiritar,
el anciano mueble oscilaba,
crujiendo su bisagras de metal;
murmurando aunque nadie escuchara.

Pocos pudieron llegar a observar
el raído asiento que ostentaba,
pues al enser hubieron de ocultar,
y cubierto fue bajo una manta.

Pero mi mano incauta desvistió
aquel extrañísimo objeto
que, más que proveer algún resquemor,
a sentarme me indujo su eco;

surgido espontáneamente, allí,
bajo la bóveda de granito
que mi itinerario vio transcurrir,
pues ya llevaba días perdido.

Se balanceaba, impasible,
mas las astillas de sus entrañas
comenzaron de pronto a crepitar
y entonces ya no pude hacer nada.

Cual vela que se funde en cera,
me derretía en su respaldo:
mi piel se impregnaba en su madera,
mis entrañas se iban calcinando.

No tardó en volver a acunar, mansa,
su tibio movimiento, pues soy yo
aquél que hace oscilar su estampa,
meciendo por siempre esta maldición.

Mecedora de ébano, atrapas
el aquelarre de oscuro credo,
pues es mi ánima la que plasma
esta rúbrica en tu reverso.