En tanto en tanto
pierdo el rumbo,
ya no me extraño
del tono absurdo
de mi retrato.
De vez en cuando
incluso dudo
del fiel bastardo
del yo sesudo,
del yo humano.
En todo estrago
mi juicio fundo
en un templado
y arduo inframundo;
que vierte su vaho,
ante el que alcanzo
a más de uno
en sus engaños;
y hoy no asumo
pisar el barro.
Me encanta la última estrofa :)
ResponderEliminarMe alegro de ello, siempre es un placer que tu trabajo guste de uno u otro modo a los demás
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