Con ingenuas miradas
desatas mil amores,
mas poco a poco empañas
cada mañana y sus soles.
Ojos que encierran ascuas:
no pretendáis que ignora
el miedo y desconfianza
que os reinan a voces.
Palabra por palabra,
no somos más que actores;
infamia tras infamia,
perdidos en sus roles.
A veces sí... otras trascendemos los roles.
ResponderEliminarAbrazo grande, Gabriel.
Eso es quizás lo bueno o esperanzador de esta "gran obra" en que pueden convertirse nuestra vidas.
Eliminar¡Un abrazo!