Se oye un ligero tic tac al fondo del pasillo,
mientras se arrastra una presencia inquieta por la pared.
Las estancias tiritan ante una sombra y su filo
y la madera cruje bajo unas pisadas y su vaivén.
Una risilla en efervescencia se congela
y algo desenvaina un silencio impertérrito.
Una mota de vaho, suspendida en el aire se queda
cuando hasta frenéticos latidos se hacen densos.
Las ventanas abiertas acogen a una brisa
intranquila, que vaga por las habitaciones
buscando esconderse tras un armario, tras la cortina,
y los cirios oscilantes iluminan los temores
de los ocupantes del inmueble, que caminan
aterrados por interminables corredores,
hasta que dos de ellos, estupefactos, divisan
una figura que, a pocos metros, se mantenía inmóvil.
Ambos cargaron su arma en menos de medio suspiro,
ambos dispararon certera bala que alcanzó,
en su inequívoca trayectoria, su objetivo;
y distinta sangre impregnó el suelo del corredor.
¿Se imagina despertarse bajo techo extraño
habiéndose acostado en su hogar y atravesar
tal lugar teniéndolo como suyo, sin serlo?
¿Se imagina que no solo a uno le hubo de pasar?
Ya te dije ayer que me parece una auténtica pasada
ResponderEliminar*_*
Muchas gracias, seguiré trabajando como hasta ahora, esperando seguir por el buen camino
Eliminar