miércoles, 28 de mayo de 2014

"Tregua" 249 de 365: fría reyerta

Las noches se burlan de mis días
y ni siquiera puedo evitarlo,
maniatado por la impaciencia
y la apatía, pues causo estragos
hasta en la encrucijada imperfecta
en que la tempestad y tus labios
se entremezclan en su fría reyerta.
Allí no hay sangre, pero si hay bandos;
no hay cielo, no hay patrias ni banderas
más allá de unos ojos desalmados.

viernes, 23 de mayo de 2014

"Tregua" 248 de 365: deceso de vacío (parte 1)

¿Todavía siguen en su jarrón
esas flores que descansaban
en algún lugar, en alguna estancia
de ese sitio en que te veo vivir,
a veces sin hacerlo, si quiera?

¿Acaso ya se secaron, mudas,
tras renacer en cada imagen
en que, sin decir nada, algo susurras?
No hay vuelta atrás en este deceso
de vacío, no hay preguntas.

"Tregua" 247 de 365: todo eso y mucho más (parte 1 y 2)

Soy el cuchillo que desgaja tu pasado,
soy la inquietud que nunca ha llegado a expirar.
La vértebra del deseo más ansiado:
soy tú, soy yo. Soy todo eso y mucho más.

Soy quien te contempla a través de un retrato,
la melodía que nunca pudiste escuchar;
la lente que convierte a tu mundo en abstracto,
una desconocida acepción de "libertad".

Soy una muesca que resbala en tu diario,
augurando el más inexacto mañana;
soy una idea que apela a lo inhumano
para describir a su dueño, que la guarda.

Soy camino y precipicio, objeto y amo
de mi verdad, de la absurda elocuencia
del delirio: y pistola en mano,
con sus promesas de pólvora en vena...
No oso contradecirlo.

domingo, 18 de mayo de 2014

"Tregua" 246 de 365: se acabó (parte 1)

Se acabó:
se acabó el cieno en las botas,
los incómodos silencios,
el dolor invertebrado
de sentido, de afecto.

Se acabó:
se acabó el amargo tiempo
del veneno en la palabra,
la raída cortina
de la agonía que no acaba.

jueves, 15 de mayo de 2014

"Tregua" 245 de 365: ocaso inesperado (parte 1 y 2)

Se contonean el día y la noche,
pues siquiera en ellos te encuentro.
Titubea la pluma en mi mano:
sin motivo aparente la aferro
tras el ocaso inesperado
de mi calma, de aquel sosiego
que sucumbió ante los estragos
de un alba congelada en el cielo,
de idilios desenfrenados
seguidos de un invierno perpetuo.

Y no fue éste quien heló la sangre en mis venas,
sino su estigma, cadáver de nostalgia;
el que esculpió la sombra en mi alféizar,
el que se cierne como oscura sábana.
No hay razón para contestar esta carta,
no es posible reencender esta espera,
cuando apago una vela, veo su rostro…
¡Me sonríe, aunque siga estando muerta!

"Tregua" 244 de 365: ocaso inesperado (parte 1)

Se contonean el día y la noche,
pues siquiera en ellos te encuentro.
Titubea la pluma en mi mano:
sin motivo aparente la aferro
tras el ocaso inesperado
de mi calma, de aquel sosiego
que sucumbió ante los estragos
de un alba congelada en el cielo,
de idilios desenfrenados
seguidos de un invierno perpetuo.

miércoles, 14 de mayo de 2014

"Tregua" 243 de 365: tu umbral

Desciendo a tu umbral,
sin querer perder
la espesura abismal
de un sueño. Su hiel
de delirios,
de sangre, de sed
de castigos
que no anhelan ser
sino lo mismo
que infringe al deber,
sí palpitará
mientras haya quien
la pueda escuchar
sin poderla entender.

martes, 13 de mayo de 2014

"Tregua" 242 de 365: todo eso y mucho más (parte 1)

Soy el cuchillo que desgaja tu pasado,
soy la inquietud que nunca ha llegado a expirar.
La vértebra del deseo más ansiado:
soy tú, soy yo. Soy todo eso y mucho más.

Soy quien te contempla a través de un retrato,
la melodía que nunca pudiste escuchar;
la lente que convierte a tu mundo en abstracto,
una desconocida acepción de "libertad".

lunes, 12 de mayo de 2014

"Tregua" 241 de 365: tres bocanadas de escarcha

La distancia quebró a una piel de la otra,
pero no la fuerza que bajo ellas guardaban.
La incomprensión causó llagas muy hondas;
la paciencia duró tres bocanadas de escarcha.

El tiempo privó a mis versos de tu boca,
pero no de su vacío a mis sábanas.
El dolor dejó al recuerdo sin memoria,
pero no al poeta sin palabras.

"Tregua" 240 de 365: la espera del fin

Infestada de plagas,
a la espera de su fin,
tiritaba ante el odio
que le tocó sufrir.

Engendró a los cuervos,
y estos, ya saciados
con su fruto, no fueron
clementes, no dudaron.

¿Sus últimas palabras?
"Tantos seres que he creado...
Y de ti no dudaba,
pero me has traicionado".

"Tregua" 239 de 365: una debacle volátil

Lo último que recordó haber visto antes de morir fue el aleteo de unas alas… Quizás de mariposa.

"Tregua" 238 de 365: en tu filo

Viviré en tu filo,
seguiré tu rastro.
Quedaré atrapado;
en ti, encallado.

Ganaré al destino
y a los azares:
el tuyo, será mi camino.
Pero no te engañes:

seguiré siendo el mismo
loco que, a ratos,
fingió raciocinio
para tenerte a su lado.

miércoles, 7 de mayo de 2014

"Tregua" 237 de 365: aforo completo

Completado el aforo del infierno, el mundo terrenal tuvo que ampliar sus instalaciones.

"Tregua" 236 de 365: una ambición innata

Queremos el mundo
en nuestras manos, y hasta
nuestros errores son mudos
ante una ambición innata. 

Nos contentamos con mucho,
y a veces mucho es nada,
y a veces nada es nunca;
y la historia nunca acaba.

martes, 6 de mayo de 2014

"Tregua" 235 de 365: extraño aliado (parte 1 y 2)

Flotaba en incertidumbre,
se posaba en el desencanto
al que la rutina sucumbe,
como un extraño aliado
que inconscientemente surge,
tendiéndonos siempre la mano.

Piel que envuelve a un vacío
que se detona en soledad;
soledad que nos ha visto
crecer, y mirar hacia atrás.
Nostalgia: eterno abrigo
de vigilia, de humanidad.

"Tregua" 234 de 365: las otras seis líneas

Se desencajaba su rostro apagado
mientras las risas no cesaban, y un grito
no calló a lo multitud, no distrajo
a un público que hervía en sus instintos.

No supo cómo frenar a aquel macabro
festín, y hasta sus entrañas fueron menú.
Sublévate hacia el que desconoce algo
y quizás mañana en el plato estarás tú.

Aunque el valor estará de nuestro lado
y no nos amedrenta cuanto he dicho,
en ningún momento he rectificado
las otras seis líneas, estimado amigo.

lunes, 5 de mayo de 2014

"Tregua" 233 de 365: extraño aliado (parte 1)

Flotaba en incertidumbre,
se posaba en el desencanto
al que la rutina sucumbe;
como un extraño aliado
que inconscientemente surge,
tendiéndonos siempre la mano.