jueves, 31 de octubre de 2013

"Tregua" 61 de 365: las campanas del olvido (parte 1 y 2)

Las campanas del olvido
resuenan en la catedral,
y en sus torres, las gárgolas
custodian la anciana ciudad.

Sus miradas atraviesan
al que cede a lo que anhela
y se atreve a contemplar
su trono erigido en piedra.

"Largo tiempo ha pasado ya,
desde que huimos del suelo,
lugar en el que transcurre
vuestro insensato trayecto.

Acercaos y maldecidnos,
pues ya nos hemos unido
por siempre, a la eternidad;
pétreo es nuestro destino.

En este escenario vacío,
nada hay, y nada habrá;
y mientras os vigilamos
podéis, ingenuos, esperar".

miércoles, 30 de octubre de 2013

"Tregua 60 de 365: las campanas del olvido (parte 1)

Las campanas del olvido
resuenan en la catedral,
y en sus torres, las gárgolas
custodian la anciana ciudad.

Sus miradas atraviesan
al que cede a lo que anhela
y se atreve a contemplar
su trono erigido en piedra.

martes, 29 de octubre de 2013

"Tregua" 59 de 365: la calle de la añoranza

Esperaba bajo la lluvia
a alguien que le pudiera hablar.
Esperaba, en total silencio,
en una solitaria ciudad.

Tranquilo, en un banco se sentó;
no recordaba a nadie, en concreto,
mas cuando la noche caía,
a cualquiera, al mismo tiempo.

Se para el reloj de la plaza
y ya se escuchan las pisadas,
se abre paso otra vez su canción
en la calle de la añoranza.

lunes, 28 de octubre de 2013

"Tregua" 58 de 365: ¿has de volver? (parte 1 y 2)

¿Qué cuerda se te ha roto?
¿De dónde has escapado?
¿Has venido a buscarme,
o eres un mal presagio?

¿Qué deseas hoy de mí,
o qué es lo que quisiste?
¿Quién te sujeta al caer
cuando el pasado embiste?

¿Sigo siendo tu blanco?
¿Qué fue de tu sinceridad,
de tu valiente entrega,
de tu manera de hablar?

¿Has de volver otra vez,
o nunca habías marchado?
¿Podría ahora entender
que has estado a mi lado?

¿Sentirás los latidos
de todo viejo recuerdo;
cual palpitante historia
de un sepultado sueño?

 ¿Llegará hasta ti mi voz?
¿Tu fuerza inquebrantable
volverá a renacer, hoy,
terminando este viaje?

¿Regresarás, más tarde,
como lo has hecho ahora?
¿Nos importa realmente
la victoria o derrota?

¿Huirás, quizás mañana,
de mis dudas eternas?
Y de todas aquellas…
¿Ésta obtendrá respuesta?

"Tregua" 57 de 365: ¿has de volver? (parte 1)

¿Qué cuerda se te ha roto?
¿De dónde has escapado?
¿Has venido a buscarme,
o eres un mal presagio?

¿Qué deseas hoy de mí,
o qué es lo que quisiste?
¿Quién te sujeta al caer
cuando el pasado embiste?

¿Sigo siendo tu blanco?
¿Qué fue de tu sinceridad,
de tu valiente entrega,
de tu manera de hablar?

¿Has de volver otra vez, 
o nunca habías marchado?
¿Podría ahora entender
que has estado a mi lado?

domingo, 27 de octubre de 2013

"Tregua 56 de 365: inherente cadena (parte 1 y 2)

“Te sigues preguntando qué es
tras congelar tu dormitorio,
tras las heridas indelebles,
y todos los cristales rotos
que se clavan en la rutina
de aletargados infelices
que de dicha fueron colmados,
mas su gloria ahora desviste”.

“Te sigues preguntando qué es
cuando vuelve a por ti de nuevo
y cada herida que te afligió
para ti ya es solo un cuento,
pues nuestro burdo orden cuenta
con una inherente cadena
inseparable en todo viaje
del desdichado que la lleva”.

“No aguantas asido por nadie
que menoscabe tu influjo
mas a incontables inocentes
tu devastación redujo;
ya solo son almas errantes
desprovistas de tu dulce miel
que en mala hora saborearon,
y su ausencia han de padecer”.

“Indomable fiera que muchos,
en balde, han tratado de calmar.
Leal y cálida en ocasiones,
sanguinaria en cuanto se tensa
toda quimera que construye
el que a tu hechizo se entrega,
pues sólo te podrán poseer
mientras con ellos jugar quieras”.

"Tregua" 55 de 365: inherente cadena (parte 1)

“Te sigues preguntando qué es
tras congelar tu dormitorio,
tras las heridas indelebles,
y todos los cristales rotos
que se clavan en la rutina
de aletargados infelices
que de dicha fueron colmados,
mas su gloria ahora desviste”.

“Te sigues preguntando qué es
cuando vuelve a por ti de nuevo
y cada herida que te afligió
para ti ya es solo un cuento,
pues nuestro burdo orden cuenta
con una inherente cadena
inseparable en todo viaje
del desdichado que la lleva”.

jueves, 24 de octubre de 2013

"Tregua" 54 de 365: olvido fatal

Recuento las líneas
mas erro en la suma,
limpio mis borrones
más su tinta perdura.

Me senté en la silla
del olvido, fatal,
cual bala perdida
de un disparo fugaz.

miércoles, 23 de octubre de 2013

"Tregua" 53 de 365: si me lo permite usted

¡Hola a todos! Hoy os traigo una letra de una canción que acabo de escribir, se titula "si me lo permite usted". ¡Nos vemos!


Ya sostengo las cartas
que hoy he de jugar.
Conozco tus trampas
y tu mirada fatal.

Te atraparé sin causa alguna,
no te servirá correr.
Te arrastraré a la locura
si me lo permite usted...
Si me lo permite usted.

Despierto o dormido;
en mi cabeza siempre estás,
y me apuesto esta canción
a que al fin, te podré alterar.

Te atraparé sin causa alguna,
no te servirá correr.
Te arrastraré a la locura
si me lo permite usted...
Si me lo permite usted.

Tan solo deseo abrir
todas las puertas que ayer cerraste,
nada más que sentir
toda atadura, distante.

Te atraparé sin causa alguna,
no te servirá correr.
Te arrastraré a la locura
si me lo permite usted...
Si me lo permite usted.

No me importa ganar o perder,
ahora soy uno con mi rival.
No es difícil comprender
que ni un centímetro…  Entre tú y yo habrá.

Te atraparé sin causa alguna,
no te servirá correr.
Te arrastraré a la locura
si me lo permite usted...
Si me lo permite usted.

martes, 22 de octubre de 2013

"Tregua" 52 de 365: desencanto e ira (parte 1 y 2)

Palabras descolgadas,
susurros imprevistos,
intenciones insanas
y problemas más bruscos;

páginas arrancadas,
lágrimas contenidas:
son su arma, cargada
de desencanto e ira.

Sueños inoportunos,
tedio sobrevenido
y anhelos desnudos
trajeron su desquicio,

pues pudiendo respirar
elegiste proteger,
y prescindiendo de amar
olvidaste tu querer.

"Tregua" 51 de 365: desencanto e ira (parte 1)

Palabras descolgadas,
susurros imprevistos,
intenciones insanas
y problemas más bruscos;

páginas arrancadas,
lágrimas contenidas:
son su arma, cargada
de desencanto e ira.

lunes, 21 de octubre de 2013

"Tregua" 50 de 365: gélido caparazón

El hielo se extingue, absorto
ante el influjo de las llamas
que, presurosas, rodean su trono,
y aquél se derrite en mil lágrimas

Ahora su gélido caparazón
lentamente se desvanecerá
y huirá de sus tierras, de su imperio,
pues sus gotas solitarias serán.

"Tregua" 49 de 365: el árbol quemado (parte 1 y 2)

Sobre el árbol quemado 
ya no se escriben cuentos
Y es que a su tronco 
ajado nunca acarició el viento.

Bajo su oscura sombra 
ya nadie más descansa
y no se posan pájaros 
sobre sus secas ramas;

en su tallo alguien grabó
con fuego su desgracia
y su copa la ilustra,
al nacer, la mañana.

cuando el sol verte rayos, 
que colorean la vida
el árbol quemado huye, 
se esconde en su guarida.

Su raída corteza
conserva aún las muescas
del mordisco de un diablo,
crepitante cual fiera;

surgido en el haberno, 
de allí en mala hora huyó,
pues sediento de vida, 
en llamas, lo envolvió.

Tregua "48" de 365: "Lejos de aquí"

¡Hola a todos! Os traigo la letra completa del tema que he escrito recientemente y del que ya había subido un fragmento, "lejos de aquí".


Me asaltan los fantasmas
De las páginas inacabadas
fue una historia lejana
que no tuvo final.

Y en la orilla del mar, en calma,
Tu ausencia vuelve a por mí
Mas debo esperar a tu llegada
Y mientras, sobrevivir.

Mis palabras se pierden
como eco en lejanía...
Si pudiera tenerte y cesar esta desdicha,
tranquilo moriría.

Para ti es esta canción,
a tus oídos llegará
aunque estés lejos de aquí
y tu voz no pueda oír.

Mis anhelos llevan tatuados
cada centímetro de tu piel
así que ¿cómo olvidar
cada mañana tu sonrisa al amanecer?

Espera, y pequeña, recuerda
que se romperán estas cadenas,
y podrás mirar, tranquila,
al cielo al fin, tras la tormenta.

Mis palabras se pierden
como eco en lejanía...
Si pudiera tenerte y cesar esta desdicha,
tranquilo moriría.

Para ti es esta canción,
a tus oídos llegará
aunque estés lejos de aquí
y tu voz no pueda oír.

"Tregua" 47 de 365: el árbol quemado (parte 1)

¡Hola a todos! llevo varios días fuera de casa y no he podido actualizar las entradas, os iré dejando lo que he ido escribiendo, para poder ponerme de nuevo a tiempo con las treguas.


Sobre el árbol quemado
ya no se escriben cuentos,
y es que a su tronco ajado 
nunca acarició el viento.

Bajo su oscura sombra 
ya nadie más descansa
y no se posan pájaros 
sobre sus secas ramas;

en su tallo alguien grabó
con fuego su desgracia
y su copa la ilustra, 
al nacer, la mañana.

jueves, 17 de octubre de 2013

"Tregua" 46 de 365: despacio, te pierdo

¡Hola a todos! Hoy os traigo el poema que hice ayer pero que no pude subir, "despacio, te pierdo". ¡Nos vemos!


La luna ha huido,
pero no amanece.
Despacio, te pierdo
en sueños candentes

El sol se oculta,
ya no hay horizonte.
Busco a mi sombra,
mas de mí se esconde


martes, 15 de octubre de 2013

"Tregua" 45 de 365: viento y llanura

Hacia los vastos campos soplaba el viento, ávido
de cada frágil hoja que aquél albergaba;
mas ninguna perdió la llanura en el estío,
y ni siquiera el invierno su fuerza quebranta.

Sobre sus tierras derribó hielo el adversario
y arrojó una sequía a la que el río sucumbió;
pero las incansables gentes agua encontraron
en un gran manantial que la montaña liberó,

pues sus fértiles laderas habían presenciado
la sangrienta y ancestral lucha entre cielo y tierra.
Hasta que la inmunda plaga llego al escenario
los acérrimos rivales, se hallaron en tregua.

Su yerma y decadente prosperidad traería
la furia de los viejos adversarios, que unidos
combatirían para erradicar estas plagas
y al caos desbordante en que los habían sumido.

lunes, 14 de octubre de 2013

"Tregua" 44 de 365: "la rosa negra"

La rosa negra yace en su jardín
sola, sin flores que la acompañen,
pues su veneno letal impregna
toda aciaga espina que posee.

Sus pétalos nunca se perdieron,
mas solían ser acariciados
por las cálidas manos de aquel que,
atormentado, cedía a su encanto.

Su perfume oscuro brindaba,
sutil, el delirio permanente
que hasta la respiración atrapa
de quien cede a su hechizo indeleble.

La lluvia se posaba en su cáliz
día tras día, más resbalaba.
La rosa negra seguía intacta,
la rosa negra no se secaba.

Pues con la oscura noche estrellada
un pacto hizo, que ha de consumar:
fundirse con ella para siempre.
Negros sus pétalos siempre serán.

"Tregua" 43 de 365: fragmento de canción (lejos de aquí)

¡Hola a todos! Aquí os traigo un fragmento de una canción que he escrito, se titula "lejos de aquí". Puede que en breve la grabe y la suba, por lo que os dejo un trozo para no desvelarosla entera, espero que os guste, ¡Nos vemos!


Me asaltan los fantasmas
de las páginas inacabadas...
Fue una historia lejana
que no tuvo final.
Y en la orilla del mar, en calma,
tu ausencia vuelve a por mí,
mas debo esperar a tu llegada
y mientras, sobrevivir.
Mis palabras se pierden
como eco en lejanía
si pudiera tenerte y cesar esta desdicha
tranquilo moriría

domingo, 13 de octubre de 2013

"Tregua" 42 de 365: marcha imparable (parte 1 y 2)

Solía olvidarme de ti
y de tu marcha imparable;
incansable, te derramas
siquiera antes de escucharte.

Y ahora solo añoro
el viejo hogar en el que ayer
ambos vivimos, ingenuos,
mientras oíamos llover.

Huyo, agotado, del llanto:
contra mí quiere arremeter,
pues soy su enemigo infausto
mas hoy no le he de temer.

Persigo, tenaz, el día
en que junto a mí estarás;
ya que tu recuerdo ronda
mis noches de soledad.

"Tregua" 41 de 365: marcha imparable (parte 1)

¡Hola a todos! Hoy os dejo lo que he ido escribiendo estos días que no he tenido acceso a internet, lo voy a actualizar en función del día correspondiente en que no pude publicar la tregua, ahí os va el primer "trozo". ¡Nos vemos!


Solía olvidarme de ti
y de tu marcha imparable;
incansable, te derramas
siquiera antes de escucharte.

Y ahora solo añoro
el viejo hogar en el que ayer
ambos vivimos, ingenuos,
mientras oíamos llover.

jueves, 10 de octubre de 2013

"Tregua" 40 de 365: Arde (parte 1)

Arden,
arden los ecos sordos
en la ciudad vacía
y los cristales rotos
sobre los que caminas
se esparcen por el suelo
y la ciudad ensucian
en un intento incierto
de abrir toda herida.

Arde,
arde el viejo palacio
y el fuego que lo engulle
salpica sus retratos,
de negrura los tiñe.
Los últimos aullidos
se esparcen con el viento
que transporta cenizas
de un olvidado cuento.


miércoles, 9 de octubre de 2013

"Tregua" 39 de 365: habitaciones vedadas

Los peldaños de esta escalera
yacen grises, pisoteados,
y ya nadie observa la puerta
que tiempo atrás alguien abrió.

Tras ella, se esconden estancias
donde las emociones hierven
tras sus coloridas cortinas,
pues siempre allí la luz es tenue.

Tras sus frías bisagras de cobre
fugaces suspiros se pierden,
y es que en el fulgor de la noche
hasta el acero ellos derriten.

Una suave canción se escucha,
y el terso crepitar del fuego
la acompaña en su melodía,
siguiendo la chispeante línea

que una voz sedosa marcaba
bajo el rumor de un contrabajo;
y con las salidas selladas,
en delirio se liberaron.

Se quebraron viejas cadenas
y se rompió todo candado.
La vida paseó a sus anchas
y la muerte le siguió el paso.

martes, 8 de octubre de 2013

"Tregua" 38 de 365: viejos zapatos

Los viejos zapatos
habían viajado
por calles perdidas
en pueblos lejanos.

Sus suelas ajadas
supieron secretos
que en tierras remotas
sus pisadas oyeron;

mas nunca cansados
ellos se encontraron
y siempre quisieron
dar un nuevo paso.

En toda travesía
ellos se hallan, firmes
ante la adversidad
con la que compite

que es una maldición
con la que el viajante
cansado abandona
a ambos su estante.

lunes, 7 de octubre de 2013

"Tregua" 37 de 365: Remotas montañas

Remotas montañas, todo el tiempo observáis,
pues vuestra roca indeleble no conoce
el fugaz devenir de nuestras pasiones.
Vuestras altas cimas ignoran las guerras
en las que nos fundimos en el polvo
y la sangre ensució nuestras vestimentas.

Permitidme pasear entre vuestros senderos
antes de descender de nuevo a mi tierra,
desde la cual en la lejanía os veo,
impasibles; y ello en mi interior despierta
este efímero ruego a vuestra memoria
que guardáis en toda roca que os moldea.

Remotas montañas, dejad que me acerque
y pueda ver más allá de este espejismo
de calma, del que ahora soy un fugitivo.
Dejad que mi vana insistencia se pierda
en los ecos de vuestras vastas laderas
como una sombra en un denso mar de niebla.

domingo, 6 de octubre de 2013

"Tregua" 36 de 365: el manantial (parte 1)

El manantial se consume, gota tras gota, en su derroche lujurioso por los insensatos habitantes del lugar, y nadie hace nada por evitarlo. El agua se acaba, y ni siquiera estas palabras ayudaron a impedirlo, pues ríos de tinta han agotado la sensibilidad de todas aquellas personas que no se han molestado en mirar cómo cada vez las profundidades se encontraban cada vez más turbias. Nadie advirtió que algo se estaba formando en los abismos que la superficie tenía vetada a la luz del sol, algo incomprensible y terrible que tensaría las cuerdas de nuestros miedos más primitivos.

La vieja comunidad que vivíamos en aquellos lugares profanamos el territorio con nuestras costumbres contrarias a la naturaleza, quemando y cortando árboles, acabando con parte de la colina de la montaña, y construyendo un enorme pozo al lado del manantial, del cual extraíamos agua. Aquellos pobres infelices solo acababan con los escasos recursos que la naturaleza nos brinda.

"Tregua" 35 de 365: viejos libros

Sus viejos libros ilustran las aguas más recónditas
donde tú navegabas e ibas a la deriva,
pues no encontraste el mapa de tu isla perdida.

Cantos de sirena fluyen, mecidos por las olas
y en la ciudad sus historias vuelan de boca en boca,
cual bruma que el viento transporta cuando sopla.


"Tregua" 35 de 365: su pena

Remotas y distantes
quedaron sus palabras,
fría y decepcionante
fue su puñalada,
pues su mayor triunfo
siempre fue mi derrota,
mas ello fue su pena
y mi final victoria.

sábado, 5 de octubre de 2013

"Tregua" 33 de 365: llama extinguida

Los sentidos se apagan,
y pensamientos avivan
una llama extinguida
en los suburbios del alma.

La decrépita soledad
de mis fantasmas perdidos
duerme junto al olvido
mas tiempo atrás partieron ya.

La desilusión perece
sumergida en mi pasado
y al final de horizonte
un extraño velo se cierne.

"Tregua" 33 de 365: Pisadas

¡Hola a todos! Hoy os traigo un poema que puede que continúe (o no) más tarde. Se titula "pisadas". ¡Nos vemos!


Pisadas,
pisadas en la noche,
perdidas,
tras las ruedas de un coche.

Y no te encuentro al volver,
es todo tan extraño.
No hay ni siquiera un por qué
En este caos mundano.

Pisadas,
pisadas en la noche
murmullan
historias con desorden

Va a ser difícil salir
de este oscuro callejón.
Siento tu miedo latir
en tu negro corazón.

Pisadas,
pisadas en la noche,
perdidas,
tras las ruedas de un coche.

jueves, 3 de octubre de 2013

"Tregua" de 32 de 365: murmullo de un reflejo

Recuenta las páginas despegadas
de su infausto diario, y a destiempo
verte sus lágrimas, que son escarcha
que el dolor arranca del frío miedo.
El sosegado murmullo del agua 
de un río que no ha sucumbido al hielo
la detiene en su camino, y la lleva
consigo, pues su reflejo la espera.

"No soy el inmaculado retrato
de una musa altiva, alejada del mundo,
ni aquel inerme cuadro inacabado
que asaltaba tus sueños más profundos;
quizás solo un susurro reservado
para cuando en tu mirada me hundo.
Guarda estas palabras en tu memoria,
y cuando regreses, será tu historia".

miércoles, 2 de octubre de 2013

"Tregua" 31 de 365: oscura silueta (partes 1 y 2)

Sólo y tranquilo estaba en la cálida oscuridad
mas su presencia advertí desde el primer momento.
La oscura silueta venía a visitarme, y aún más;
comenzó a hablar, pues supo que estaba oyendo.

"Soy el sordo latido de una vana esperanza
aquel que resuena en todas tus noches oscuras;
apagado resquicio de efímera confianza
cual decrépita casa cuyos muros se derrumban".

Supe que estabas a mi lado, afligida sombra,
y que volverías con las lágrimas aún vivas,
antes de que pasaras por mi puerta y hablaras,
pero nada que ofrecerte tengo más que heridas.

Si ella huyó en el suspiro de mis últimos versos
¿Qué has venido a buscar a mi humilde morada?
Si mi tiempo a su lado se terminó, sin avisar,
como una canción que en la lejanía se apaga.

"Tregua" 30 de 365: Howard Black (parte 7)

¡Hola a todos! En el día de hoy os traiga la séptima y última parte de "Howard Black", espero que os guste el desenlace del relato. ¡Nos vemos!


No podía ser cierto... Todo aquel tiempo había concentrado su ira, su odio, en aquel sujeto que le condenó, y ahora, al fin, descubría que se había escapado de su fatídico destino, posibilitado por aquel mismo hombre. Todo le daba vueltas, un mar de dudas y posibilidades asedió su mente, pues aquello era algo totalmente inesperado. Muchos recuerdos regresaron del funesto juicio; de su turbulenta estancia en prisión, rodeado de delirios y enajenación. Mas ahora, al fin, podía ser libre. Podría disfrutar de su vida, sin anteponer ello a la muerte de otra persona, tal y como concebía hacía pocos minutos. Lo más adecuado para él sería regresar a prisión y que se hiciera efectiva la absolución del juez, y a partir de entonces volvería a ostentar su ansiada libertad.

Howard se dirigió a la puerta principal de la casa, sintiéndose más tranquilo; ya no sentía tener el mundo a sus hombros. Más una fría y familiar voz le arrancó de su ensimismamiento.

"Hola, Howard. Me temo que ya nos conocemos. Desde que despertaste, has ido descubriendo muchos actos que cometiste y situaciones que viviste que, francamente, son muy desagradables. Mas lo que no sabes, es que desde mucho antes del momento en que dictase tu sentencia, ya había trazado meticulosamente tu destino, el camino que recorrerías en tu futuro. Nunca mataste a tus amos, Howard, fueron mis esbirros quienes lo hicieron. Mas antes de ser capturado, mientras me ocupaba de colocar pruebas que te inculpasen, varios científicos y estudiosos de la psique humana que trabajan para mí iniciaron cruentas sesiones en las que se te indujeron terribles recuerdos y visiones, y una profunda amnesia. Y yo mismo, ya que conozco la prisión londinense como la palma de mi mano, y tengo acceso a sus llaves y rutas ocultas, ayudé a escapar de allí, distrayendo a los guardias y encargados. Una vez que te encontrabas en la ciudad, te abandoné para no cruzarme contigo hasta el día de hoy.

Mas mi buen amigo John Hallen te encontró, tal y como esta previsto, y apenas necesitó convencerte de que el haber asesinado a aquellos para quien trabajabas solo fue un resultado de un vida despiadada y cruel que te condicionó desde un primer momento hasta aquellos atroces crímenes. Entonces, Howard, huíste, tal y como había planificado, en busca de venganza; en busca de mi persona, para acabar por mi vida. Quiero que sepas, ante todo, que no sufro ningún tipo de odio que se remonta a tiempos pasados hacia ti, ni nada similar. Simplemente he ideado este entramado cual experimento. Busco conocer la mente humana; mas no una simple reacción o pensamiento predeterminado, fruto de un convenio social o una necesidad imperiosa de ocultar una incontenible vehemencia. Lo que anhelo es conocer las raíces de un arrebato irrefrenable, conocer los motivos de nuestras más oscuras pasiones, el fundamento de nuestros más ancianos demonios.

Tu ira te llevó un deseo impetuoso de aniquilarme, deseo al que diste rienda suelta. Mas algo extraño sucedió, y que ha dotado aún de más interés, si cabe, a mi investigación. Tu argumento, más que fundamentarse en una venganza personal, lo hacía en librar a nuestro pueblo de la amenaza y lastre que yo constituía para él, por lo que, en consecuencia, esta noche, colocando aquellos documentos que certifican tu inocencia sobre la mesa de mi sala de estar , he dispuesto dos opciones; debías tomar un camino u otro. Y aquel que has tomado desmerece de tu razonamiento inicial sobre la justificación de mi asesinato. Howard, ¿Si mi muerte no era una venganza personal, sino una acción heroica que libraría a Londres de un villano, por qué te disponías a abandonar mi hogar sin acabar conmigo al conocer que te eximiría de tu condena?

Eras un hombre fuerte y dispuesto a todo, Howard, pero tu debilidad ha hecho que fracases. Tu ideal cruzada en nombre de la sociedad ha resultado ser otra venganza personal. Si hubieras subido hacia mi habitación, me habrías asesinado, y no sabrías nunca la verdad. Y vivirías más tranquilo y en paz tras cometer tu represalia, aún sabiendo que ya has matado a tres personas distintas, pues lo has hecho con la tranquilidad con la que el león deshuesa al búfalo. Y ahora... ¡Qué ironía! Tu cabeza da vueltas y te hayas inmerso en un mar de culpabilidad y desasosiego, pues eres consciente de la ruin hipocresía que se ha producido al final viaje hacia mí: tú mismo has corrompido tu cometido.

Mi investigación concluye aquí. He conseguido construir, a partir de una ficción que ha devenido en cruda realidad, que un asesino pudiese vivir tranquilo y en paz respecto a sus fechorías, y un hombre inocente se ahogue en un mar de resentimiento, culpabilidad y desconsuelo. Adiós, Howard Black, gracias por ser la persona con la que he podido adentrarme en las oscuras profundidades de las sórdidas pasiones y afectos de la mente humana, con la que he jugado a un siniestro juego, y he ganado".

martes, 1 de octubre de 2013

"Tregua" 29 de 365: oscura silueta (parte 1)

Hola de nuevo, aquí os dejo la primera parte de un poema que completaré mañana, o el jueves, a más tardar. No me gusta lo más mínimo subir las cosas por partes, y menos un poema, pero es que últimamente dispongo de escaso tiempo para dedicarme a escribir por mi adverso horario de clases, y además el proyecto de publicación diaria en mi caso me deja poco margen de "maniobra". Por ello últimamente no puedo permitirme en muchos casos "hacer las cosas del tirón", pues si estoy unos días fuera sin acceso a internet ni ratos libres, se me amontona el trabajo. ¡Hasta mañana!


Sólo y tranquilo estaba en la cálida oscuridad
mas su presencia advertí desde el primer momento.
La oscura silueta venía a visitarme, y aún más
comenzó a hablar, pues supo que estaba oyendo

"Soy el sordo latido de una vana esperanza
aquel que resuena en todas tus noches oscuras;
apagado resquicio de efímera confianza
cual decrépita casa cuyos muros se derrumban".

"Tregua" 28 de 365: Howard Black (parte 6)

¡Hola a todos! En el día de hoy traigo una de las últimas partes del relato "Howard Black"; concretamente la sexta. Espero que os guste. ¡Nos vemos!


Howard entró presurosamente en la sala, pues debía realizar su cometido antes de que alguien le encontrara, ya que todo el lugar se hallaba minuciosamente vigilado. Allí dentro la oscuridad era sobrecogedora, y ver de nuevo todos los asientos donde se hallaban los hombres que no pestañearon al ratificar su pena capital estremeció a Howard, mas avivó aún más, si cabe, su ira hacia ellos. Cuando llegó al estrado principal, comenzó a buscar en los cajones, y tuvo la suerte de encontrar un documento en el cual figuraba el lugar donde vivía el juez. Arranco ese trozo de papel, lo metió en uno de sus bolsillos, y salió cautelosamente de los Reales Tribunales de Justicia,, en dirección hacia el hogar de aquel juez, aquella inmunda persona que debía ser borrada de la faz de la tierra.

¿Cómo debía allanar su morada? ¿Debía ser sigiloso, o entrar ruidosamente y acabar con él sin mediar ningún tipo precaución? Si tenía hijos o esposa, ellos no deberían verlo... Lo llevaría a otra habitación. Pero una vez allí, con ayuda de su cuchillo acabaría con su inmunda existencia. Todas estas cuestiones atormentaban a Howard cuando este se dirigía a la morada del desaprensivo juez; mas, finalmente, cuando quedaba poco camino por recorrer, decidió entrar rompiendo alguna ventana, sin darle tiempo a escapar, aunque pudieran atraparlo posteriormente, pues en aquel momento Howard no valoraba su vida si no en cuanto a su cometido de acabar con su acérrimo enemigo.

Pronto vislumbro su destino. La casa era ostentosa y bastante grande, con lo que debería ser más precavido a la hora de entrar en ella de lo que en primer momento planeaba. Saltó con extremo cuidado la valla que rodeaba el inmueble, y una vez superada, se cercioró de que no hubiera luces encendidas en las estancias del lugar. Se acercó a la puerta principal, agachado bajo unos arbustos, y comprobó, sorprendido, que estaba arimada. La suerte le sonreía, y el no debía desaprovechar aquella oportunidad.

Raudo y veloz, entró dentro de la vivienda y atisbó entre la oscuridad el interior del aposento. Al fondo del vestíbulo había una habitación, que podía tratarse la sala de estar, con lo que Howard se aproximó. Pero no lo hizo como había pensado, encolerizado, cuando tramaba su plan de asesinato. Lo hizo tan lentamente que podía oír el suave viento rozando a las farolas, el quejido de la madera de los árboles, el latido de la ciudad... Y una vez dentro del salón, una tenue luz proveniente de una farola en la calle le hizo poder distinguir sin problema todo el salón. Pero allí no había nadie; lo único llamativo eran varias hojas escritas a manos, probablemente por el propio juez. Howard, llevado por la curiosidad, cogió los archivos y comenzó a leerlos. Era un texto legal denso y de difícil comprensión, por lo que comenzó a pasar las hojas y a hojearlas, desconcertado, hasta que llegó a la última.

"Por todas esas evidencias y pruebas que han sido recopiladas a posteriori de que se produjera el juicio que condenase a pena de muerte al señor Howard Black, determino que es inocente, pues así se ha demostrado, con la consiguiente revocación de su punición (...)".

Howard se quedó helado. Después de aquel infierno que había pasado, las pruebas presentadas de las que se hacía constancia en las páginas anteriores verificaban que era inocente.