Esperaba bajo la lluvia
a alguien que le pudiera hablar.
Esperaba, en total silencio,
en una solitaria ciudad.
Tranquilo, en un banco se sentó;
no recordaba a nadie, en concreto,
mas cuando la noche caía,
a cualquiera, al mismo tiempo.
Se para el reloj de la plaza
y ya se escuchan las pisadas,
se abre paso otra vez su canción
en la calle de la añoranza.
Calle de la añoranza... parece que todos tenemos una. Pueden ser rincones de la memoria o la sincera noche, cuando uno piensa y recuerda cosas que ni siquiera sabía que guardaba. Muy bueno, me gusta cómo escribís y sin ser rebuscado. ¡Saludos! :)
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro de que te gustara y de que te sintieras identificada en cierto modo.
Eliminar¡Un saludo! :)