Las campanas del olvido
resuenan en la catedral,
y en sus torres, las gárgolas
custodian la anciana ciudad.
Sus miradas atraviesan
al que cede a lo que anhela
y se atreve a contemplar
su trono erigido en piedra.
"Largo tiempo ha pasado ya,
desde que huimos del suelo,
lugar en el que transcurre
vuestro insensato trayecto.
Acercaos y maldecidnos,
pues ya nos hemos unido
por siempre, a la eternidad;
pétreo es nuestro destino.
En este escenario vacío,
nada hay, y nada habrá;
y mientras os vigilamos
podéis, ingenuos, esperar".
resuenan en la catedral,
y en sus torres, las gárgolas
custodian la anciana ciudad.
Sus miradas atraviesan
al que cede a lo que anhela
y se atreve a contemplar
su trono erigido en piedra.
"Largo tiempo ha pasado ya,
desde que huimos del suelo,
lugar en el que transcurre
vuestro insensato trayecto.
Acercaos y maldecidnos,
pues ya nos hemos unido
por siempre, a la eternidad;
pétreo es nuestro destino.
En este escenario vacío,
nada hay, y nada habrá;
y mientras os vigilamos
podéis, ingenuos, esperar".
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