Prueba a dejarme en el sitio de siempre,
apartado de felices recuerdos,
para después, quizá, otra vez cogerme
y colocarme de nuevo junto a ellos.
Intenta convencerte de perderme,
pues brindas un gesto muy teatrero
cuando me niegas cual causa pendiente
de olvidar, cual colmillo que guarda aún veneno.
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