Burda realidad,
rescátame antes de que un abismo
detone cuanto mis vaivenes mascan;
de que mi reflejo parezca distinto,
y de él nunca pueda escapar.
Burda realidad,
rompecabezas de extrañas dimensiones,
no forjé mi prófuga rebeldía
para envenenarte con opiniones
que te desfiguran con rabia aguerrida.
Burda realidad,
vuelve a mis sinuosos entresijos,
y sumérgete hasta en mi propia sangre,
donde puedas curarme de mí mismo,
donde tiempo y recuerdo, juntos, arden.
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