Apaga
la frágil vela
que
mis estancias ilumina
y
escúchame, ahora que
la
oscuridad nos cobija.
En
esta noche sin luna,
esclavo
de tu ausencia,
preso
de mi cordura,
fugitivo
de la demencia,
estas
líneas escribo
a
tu indeleble recuerdo,
aquel
que tanto añoro
y
que cada día pierdo.
Este tengo que escribirlo en alguna parte. Me encanta de verdad.
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