Howard permaneció inmóvil, a la espera, quizás insensata, de
poder hablar con esos hombres que se aproximaban a caballo, pero
inesperadamente recibió un fuerte empujón, y se golpeó la cabeza contra algo
duro, por lo que perdió la consciencia sin lograr descubrir quién era aquella
persona que había chocado con él.
-Querido amigo, estás metido en un buen lío. Todo lo que has
hecho en los últimos tiempos no tiene perdón para apenas ningún ser humano, y
tienes suerte de que te haya encontrado antes que ellos, pues me temo que no
habrían tenido piedad. Un hombre como tú en una situación como esta debe
resguardarse en un lugar seguro y recóndito si quiere evitar ser pasto de los
gusanos.
Howard empezaba a recobrar la consciencia, mas había
escuchado a la perfección lo que aquel extraño sujeto le dijo, y lo asimilaba
mientras trataba de ensamblar las piezas de aquel inconcluso y enloquecedor rompecabezas.
-¿Quién eres? ¿Cómo sabes por lo que me buscan?- dijo Howard
cuando reunió algo de fuerzas para articular palabra.
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