Si alguien se detuviera a pensar,
quizás entendería el cuento
desde el principio hasta el final;
quizás, bajo su entendimiento
volvería de nuevo a pensar.
En ello está el divertimento,
pues de nada más se ha de ocupar:
tan solo entender, entendiendo;
solo entender, ni más ni menos.
Quizás, aunque ni yo lo entiendo.
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