El perro viejo ya no descansa;
viaja de ciudad en ciudad, manso,
huyendo del agravio y la trampa,
pues ya en su antiguo hogar sufrió el daño
de una vida vacía y encerrada
al inerme paso de los años.
Ahora no sentirá como escapa
ante él su destino, con descaro.
Triste imagen del perro viejo... pero hasta el perro más viejo y hasta el perro más ajado necesita un abrazo.
ResponderEliminarDesde luego, pero hay veces que no se puede obtener casi ni un gesto mínimo, por lo que es necesario alejarse de esa clase de circunstancias.
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