Sobre un antiguo puente de piedra
titubea la frágil presencia
de una sombra, de noche envuelta.
Vuelve la quietud, casi por despecho
mientras los pinos mecen, a tientas,
un sosegado baile de silencio.
Un horizonte teñido en penumbra
relega sus cirios a la luna;
y brinda incluso más espesura
a unos ojos que niegan su reflejo,
pues todo este ensueño se anuda
y desata en apurado verso.
Permanece el velo de negrura
sobre la piedra, jugando el viento
sobre su espalda desnuda,
y sus labios ya son témpanos
que me condenan a perderla
toda vez que la recuerdo.
toda vez que la recuerdo.
Me encanta que vuelvas a escribir.
ResponderEliminarAdoro todas y cada una de tus palabras
Gracias por tus halagos y por pasarte por aquí tan asiduamente
EliminarY no había dejado de escribir, simplemente escribía otras cosas y me tomé una "pausa" de este tipo de contenidos. Preferí tomar un descanso a no "renovarme" y seguir enfrascado creando cosas muy similares
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