domingo, 28 de julio de 2013

Solo, lejos

Cada gota de lluvia que se estrella contra mi ventana es un silencioso recordatorio de tu ausencia, y de mi ineptitud para paliarla. El silencio que se respira en las estancias de la vieja casa de nuestros recuerdos es una puñalada a nuestra memoria. El jarrón que guarda las cenizas de una apacible vida sin remordimientos se agrieta por momentos. Y yo, aquí, solo. Y tú, fuera, lejos.



El descanso que me apresa desgaja lentamente mi entereza, separa nuestro consuelo. Las notas de mi guitarra se funden en una fría atmósfera que nos envuelve. El tañido de las campanas a media noche despierta una guerra: la guerra de las conciencias decrépitas. A lo lejos solo se ve oscuridad, incertidumbre, y ni siquiera el miedo atenazante me convence. La tormenta no termina, y yo, aquí, solo. Y tú, fuera, lejos.

Asedias mis murallas a costa de una traición, y no confío en que mañana cese nuestra contienda. Pero esta vez abriré las puertas y dejaré que asoles mi fortaleza. Las últimas gotas del fracaso cubrirán nuestras tierras, mas el sol no saldrá. Y cuando haya acabado, nada será lo mismo y todo seguirá igual. Como granos de arena que se escurren entre nuestros dedos, el presente se irá. Y yo aquí, solo. Y tú, fuera, lejos.


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